(Ecclesia/InfoCatólica) El mensaje no se produce en un periodo de Adviento cualquiera, ya que se cumplen 25 años desde que el régimen cubano restaurara la Navidad y desde la visita de Juan Pablo II a la isla. Una visita, recuerda la Conferencia Episcopal de Cuba, que «marcó la historia» de las relaciones entre la Iglesia católica y el régimen comunista liderado por Fidel Castro.
En el comunicado, el episcopado de Cuba ha lamentado que la realidad del país esté marcado por un ambiente de «miedo, desconfianza y mentira» e invita al pueblo, en este «tiempo de gracia, a la esperanza en medio de tanta oscuridad y desánimo».
Los obispos han tenido un recuerdo especial por cientos de familias que están tratando de abandonar la isla por mar. Hacia ellos, la Iglesia expresa su solidaridad hacia estos emigrantes necesitados «de esa luz que Jesús encendió al nacer pobre y humilde en Belén, para que brille cálidamente, mostrándoles su presencia cercana, solidaria, que consuela y reconforta, que nos da la certeza de que en Jesús todos los caminos se unen y todas las distancias se acortan».
En la nota episcopal, reclaman a los católicas reconocer los «signos que Dios nos da cada día, a través de los cuales nos guía, nos anima o nos advierte de los peligros», recordando que «en Navidad Dios es solidario con la humanidad, Dios se hace hombre para que el hombre llegue a Dios, y por eso entra en nuestros corazones para entrar en la historia humana y transformarla desde dentro».
En este sentido, los obispos caribeños han puntualizado que Dios nunca abandona a los necesitados, incluyendo en este grupo a quienes sufren hambre, soledad o falta de libertad. Sobre estos últimos, la Iglesia cubana hace un llamamiento a los gobernantes del país para liberar a cientos de presos que llevan más de un año entre rejas por reclamar más derechos y libertad:
«Que un buen número de presos obtengan la libertad y vuelvan a sus casas para reintegrarse a la vida normal y comenzar así el Año Nuevo»
Así las cosas, los obispos de la Conferencia Episcopal de Cuba lanzan un mensaje renovado de fraternidad para un país que a día de hoy permanece dividido:
«Un país donde todos puedan vivir con dignidad, donde nos escuchemos y dialoguemos para discernir el futuro, donde luchemos por el bien de todos, especialmente de aquellos que han sido marginados por diversas razones»