(UNAV/InfoCatólica) «Para valorar y aprovechar la nueva constitución apostólica hay que leerla a la luz de las grandes constituciones del Concililo Vaticano II». Así lo afirmó en la Universidad de Navarra S.E.R. Rouco Varela, cardenal y arzobispo emérito de Madrid, con motivo de su participación en el Curso de Actualización de Derecho Canónico ‘Aspectos canónicos de la Curia Romana según la constitución apostólica Praedicate Evangelium’.
En su mensaje afirmó que considera muy acertado que el Santo Padre haya animado a leer y estudiar esas mismas cuatro constituciones conciliares del Vaticano II (Dei Verbum, Lumen Getium, Sacrosanctum Concilium y Gaudium et Spes) para preparar el Gran Jubileo de 2025 ‘Peregrinos de la esperanza’.
El cardenal Rouco Varela señaló que el derecho en la Iglesia siempre responde primero a verdades teológicas y luego a objetivos pastorales. En este sentido, explicó que la Constitución Apostólica ‘Praedicate Evangelium’ tiene unos horizontes muy definidos «por la palabra misión y evangelización», tal y como los ha concebido el papa Francisco desde el inicio de su pontificado. Aseguró que no ve «ninguna novedad radical» en ella, sin embargo, sí que destacó como relevante todo lo relativo a la administración de los bienes temporales de la Iglesia, cuya remodelación estructural considera que es «más clara y provechosa» en esta nueva normativa.
El camino sinodal alemán, «una superestructura que no nace del corazón de la Iglesia»
Preguntado por una posible solución del camino sinodal alemán, señaló que éste se ha situado fuera del ordenamiento canónico, por lo tanto, «tiene un defecto de forma», como así lo comunicó el Papa: «Es más una superestructura que una realidad que nazca del corazón de la Iglesia. Solo que ha tenido una gran acogida en el mundo por las corrientes sociales imperantes. Se ha potenciado desde fuera incidiendo y teniendo efectos dentro. Esto pone de manifiesto que la fe es luz y que tenemos que hacer examen de conciencia y tomarnos la santidad más en serio, porque nos hemos dejado ganar en gran medida por las corrientes materialistas».
Se mostró positivo ante este hecho y lo ilustró con un pasaje del Apocalipsis:
«La gran batalla para la salvación del mundo está resuelta desde el principio, porque el triunfo del resucitado es definitivo y nadie lo puede superar. El poder del demonio no va a vencer a la resurrección, pero hay que luchar la batalla, hay que completar la Pasión de Cristo, como dice San Pablo».