(Camineo.info/InfoCatólica) Los catequistas visitan todas las semanas a los internos, los que reciben durante varios días diversas catequesis, basadas en el kerygma, el anuncio de Jesucristo, que los ama tal como son y quiere darles vida en abundancia. Luego, tienen liturgias de la Palabra preparada por ellos mismos y una Liturgia Penitencial, donde han podido confesarse, tanto los internos como los gendarmes y los propios sacerdotes que asisten. Son muchos cuya vida ha cambiado dentro del penal gracias a estas catequesis, varios de los cuales se han confesado por primera vez después de muchos años de delincuencia. “Es como tocar al Señor ahí en la cárcel”, cuenta el catequista Fernando Vial al Arzobispo de Santiago. “Somos nosotros los que salimos evangelizados desde la cárcel”, agrega Sergio Manieu.
Rolando Lohaus, de la parroquia San Joaquín, en la Zona Norte, funcionario de Gendarmería, también se integró a un equipo, y predica en Colina Uno. “Es una experiencia verdaderamente impresionante. He descubierto que la gente en la cárcel está muy necesitada de la Palabra de Dios. Ha sido un impacto llevar la predicación a la cárcel. Todos los que estamos contentos y no sabemos por qué. Creemos que es absolutamente acción del espíritu santo”.
Destaca la importancia de esta experiencia por el hecho de trabajar él en la misma cárcel. “Para mi vida es importante, porque yo trabajo en la cárcel, en Colina 1, y me encontraba acostumbrado a ver las cosas que se ven y no le encontraba sentido a mi trabajo. Ahora me doy cuenta que verdaderamente tiene un sentido trabajar en la cárcel, mirando a los internos como a cualquiera otra persona, sin hacer distinciones”.
Abrir nuevas puertas a la fe
Nicolás Guazzini pertenece a la parroquia de la Sagrada Familia, chileno, alumno del Seminario Redemptoris Mater de Castellón, España, está actualmente en el país en un tiempo de discernimiento. “Es maravilloso predicar en la cárcel. Yo veo el poder del Señor, cómo actúa con los presos. Me toca profundamente cuando dicen cómo les llega la Palabra de Dios a sus vidas, qué les dice a ellos, y veo a Jesucristo en cada uno de los presos. Los reos me dan la fuerza de anunciar el Evangelio no solamente a ellos, sino a todos. Esta evangelización me da fuerzas, celos por el anuncio de Jesucristo”.
Luego de escuchar sus experiencias, el Cardenal expresó su gran alegría por este servicio pastoral. “Para mí es la alegría más grande, me alegra inmensamente que ustedes estén abriendo otras puertas a la fe, que es algo que esa gente necesita mucho”. Finalmente impartió su bendición a los catequistas y los animó a seguir evangelizando.