(Abc/InfoCatólica) Las familias de Gonzalo Queipo de Llano y de Francisco Bohórquez Vecina se dieron cita anoche en la basílica de la Macarena para exhumar los restos de ambos militares, así como de la mujer del primero de ellos, en cumplimiento de la orden gubernamental que impide que permanezcan en las tumbas donde fueron enterrados por su vinculación a la cofradía, de la que fueron hermanos mayores.
El punto 308.3 de la ley de Memoria Histórica, recientemente entrada en vigor, dispone que «los restos mortales de dirigentes del golpe militar de 1936 no podrán ser ni permanecer inhumados en un lugar preeminente de acceso público, distinto a un cementerio, que pueda favorecer la realización de actos públicos de exaltación, enaltecimiento o conmemoración de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la Guerra Civil o la Dictadura».
Según informa el diario Abc tras el cierre del templo a las nueve de la noche, una vez finalizada una concurrida misa del día de los difuntos, los descendientes de Francisco Bohórquez y Gonzalo Queipo de Llano fueron llegando a la basílica enlutados y accedieron al templo por las dependencias laterales y de la casa hermandad para el inicio de la exhumación
Varios operarios comenzaron a trabajar en el interior del templo sobre las sepulturas, escuchándose taladros desde el exterior de la basílica.
Miembros de la Hermandad como el hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero, así como otros oficiales de la junta de gobierno permanecieron en el interior de la basílica mientras se realizaban estas labores en las que, según el protocolo enviado por el Gobierno de España a la cofradía, también debe estar un forense, familiares y un representante de la administración.
Entre los familiares se encontraba un biznieto del general, el sacerdote jesuita Antonio Francisco Bohórquez encargado del responso tras la exhumación de los restos que reposaban en el presbiterio, a los pies de la Virgen de la Esperanza, lugar preferente que ocupaba el general como hermano mayor en cuyo mandato se levantó la basílica macarena.
Se desconoce el destino de los restos y si estos serán depositados en el cementerio de San Fernando de Sevilla o en un recinto privado.