(InfoCatólica) El día de ayer, sábado 22 de octubre, se llevó a cabo la primera edición de los premios misioneros «Beata Pauline Jaricot» y «Beato Paolo Manna», los cuales recibieron este nombre por ser los dos fundadores de la institución que preparó el evento, Obras Misionales Pontificias (OMP).
Durante el evento, no solo se premió a distintos servidores de la Iglesia que han hecho un arduo trabajo por el prójimo, sino que también se reconoció a misioneros como Pier Luiggi Maccali y Gloria Cecilia Narváez, quienes fueron víctimas de secuestro bajo grupos yihadistas, y a Ana Álvarez de Lara, quien en el pasado laboró como presidenta de Manos Unidas y Misión América.
Asimismo, quienes recibieron premios y reconocimientos tuvieron la oportunidad de compartir su testimonio en el Invernadero del Palacio de Cristal de Arganzuela en Madrid, aprovechando la oportunidad para recordar e incentivar las colaboraciones con el Domund, celebrado hoy, 23 de octubre.
La hermana Gloria Cecilia, quien permaneció casi cinco años bajo secuestro, al momento de recibir su reconocimiento, comentó: «Quiero dar gracias a Dios, que me ha dado la oportunidad de volver a nacer y a volver a la misión».
La vocación de la hermana Gloria Cecilia nació en su aldea de origen, junto a un pequeño grupo de Infancia Misionera y, respecto a sus duros años privada de la libertad, comentó que han sido los momentos de su vida en los que más ha sentido la presencia de Dios, pues «no hay cruz sin Cristo».
Además, a pesar de todo su sacrificio, la hermana Gloria asegura que «vale la pena llevar a Jesús a una mies cansada, que sufre, que espera conocer la misericordia de ese Dios que se hace hombre».
También agradeció a la OMP por su trabajo, «por poner en valor el trabajo y la santidad de tantos misioneros» y por «tanto bien que hacen en el mundo» y recordó a todos los españoles a continuar colaborando con el Domund.
«Gracias al OMP podemos dar el biberón a los niños de nuestro orfanato en Mali y podemos tener un comedor», comenta.
En el momento que le tocó a Pier Luiggi Maccalli recoger su premio, este destacó recibirlo «en nombre de la población de Bomoanga y Níger, a ellos se lo dedico e invito a todos a seguir orando por la paz en el mundo».
Comentó sentir sorpresa de que sus vivencias resulten interesantes para muchos, y dijo que «nuestras historias como rehenes del yihadismo han puesto el foco en una zona de África donde se viven muchas guerras olvidadas».
Asimismo, testimonió que, un poco antes de volver a la libertad, después de escuchar por la radio que el Papa Francisco firmó la encíclica «Frateli Tutti», se sintió inspirado para decirle al líder yihadista que lo llevó a su liberación: «que Dios nos dé a entender algún día que todos somos hermanos».
Otra de las premiadas fue Ana Álvarez de Lara, expresidenta de Manos Unidas y Misión América, quien ha entregado con amor una gran parte de su vida en ayuda a los misioneros.
Álvarez se mostró muy humilde, explicando que solo es una trabajadora «del montón», pero que ha tenido mucha suerte al poder trabajar para ellos: «Me considero una misionera en la distancia, les ayudamos para que ellos puedan seguir haciendo su labor».
El encargado de entregar los premios fue el monseñor Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona Tudela, administrador apostólico de San Sebastián, y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias, quien también dedicó algunas palabras de gratitud al director de la OMP: «José María Calderón lo está haciendo muy bien», dijo.
José María Calderón, director de OMP España, afirmó: «Este acto lo celebramos por amor a los misioneros» y explicó la división de los premios: los reconocimientos «Beata Pauline Jaricot» estarán destinados a misioneros con un gran testimonio de vida, y los llamados «Beato Paolo Manna» serán para personas o instituciones que hayan colaborado con la difusión del trabajo misionero y de la Iglesia en la misión.
También explicó el significado de la estatuilla entregada, la cual consta de un cangrejo sosteniendo una cruz. Esta representación fue elegida en recuerdo a San Francisco Javier, patrón de las misiones, cuando arrojó su crucifijo desde una barca al agitado mar pidiendo que se calmen las tormentas; al día siguiente, al llegar a una playa, un cangrejo sacó su crucifijo del mar con sus pinzas.
Si deseas ver la entrega de premios completa, da click aquí y los recursos del evento aquí.
También puedes utilizar libremente las fotografías oficiales de los premios aquí.