(BLes/InfoCatólica) A pesar de que la libertad de religión y creencias está considerada como un derecho humano inalienable, dados sus fundamentos de universalismo, libertad e igualdad, cada vez obstaculiza y limita más su ejercicio.
Como derecho humano que es, la libertad de religión envuelve la necesidad y el deber de salvaguardar la dignidad humana de los creyentes, practicantes o seguidores, como corresponde de igual manera a todos los derechos incluidos en esa categoría.
A pesar de ello, «… se producen violaciones de la libertad religiosa en casi un tercio de los países del mundo (62 de 196), muchos de ellos en las naciones más pobladas como China, India y Pakistán», según menciona el Informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo 2021, de la organización AIN.
El hostigamiento a la libertad religiosa, de parte del régimen chino
La persecución que se lleva a cabo contra los miembros de muchas creencias y religiones que aún subsisten en China, conforma una de las violaciones que más reclamos y protestas conducen países y grupos organizados internacionales al Partido Comunista de China (PCCh).
Ese plan de persecución que forma parte de su política de estado contra estos gremios es tan relevante, que no podía quedar por fuera este tema con una alusión directa a ello en el reciente 20º Congreso del Partido Comunista Chino.
La ponencia estuvo a cargo del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías, que es uno de los órganos oficiales de supervisión del régimen chino. También se le llama, irónicamente, la Iglesia de las Tres Autonomías.
Este organismo del PCCh, presentó un informe sobre cómo se está “sinizando” (el proceso de “hacer Chino”) el cristianismo, según reportó Bitter Winter el 15 de octubre.
Esta campaña incluye «la labor de sinización de la arquitectura de las iglesias cristianas, que en la práctica significa destruir o reducir las cruces y otros rasgos cristianos específicos y hacer que los lugares de culto se parezcan más en su aspecto externo a las salas seculares y, en algunos casos, a los templos taoístas o budistas».
El reporte explicó cómo se obstaculizan las creencias originales de los credos intervenidos, a través de la “sinización”. Esta: «significa hacer que la religión sea compatible con “la visión marxista de la religión” y “la teoría religiosa socialista con características chinas”».
Todo se complica si entendemos que «el marxismo es una ideología atea». Coaccionando de esta manera a los grupos religiosos para que «asuman que su papel en China es hacer que los creyentes apoyen al PCCh, aceptando que “no deben intervenir con sus prácticas en la vida social china” y que deben mantenerse totalmente alejados de todo lo que implique la educación de las nuevas generaciones».
Países que alzan su voz en contra de la persecución del PCCh a la libertad de Cultos
Uno de los países que más trabaja activamente en la defensa de los derechos humanos, y en especial de la libertad religiosa y de conciencia, es Estados Unidos.
Con este fin, la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, por sus siglas en inglés), informó en su página web:
«Las condiciones de libertad religiosa en China siguen deteriorándose. El gobierno comunista chino ha creado un estado de vigilancia de alta tecnología, utilizando el reconocimiento facial y la inteligencia artificial para vigilar y acosar a cristianos, budistas tibetanos, Falun Gong y otras religiones».
Incluso aportan cifras de la investigación realizada: «Expertos independientes estiman que entre 900.000 y 1,8 millones de uigures, kazajos, kirguises y otros musulmanes han sido detenidos en más de 1.300 campos de concentración en Xinjiang».
Entre otras medidas que promueven sancionar la explotación de esos prisioneros, en EE.UU. se aprobó la Ley de Prevención del Trabajo Forzado Uigur, para crear controles a las importaciones que provengan de la región de Xinjiang en China, donde se encuentran la mayoría de los campos de concentración de uigures del PCCh.
La ley a tal fin ha palpado sus efectos pues contribuyó con la disminución de la demanda del algodón cultivado con mano de obra uigur esclavizada, y en consecuencia los precios cayeron más de un 20%, tan solo mes y medio después de su entrada en vigor.
Igualmente, las crueldades con las se trata a los ciudadanos encarcelados por sus creencias por el gobierno de Beijing, son de tal magnitud que estos delitos cometidos en contra de la minoría uigur en los campos de concentración de la región de Xinjiang, fueron calificados por EE. UU. como un genocidio controlado y sistemático organizado para reducir a la población con creencias musulmanas.
El entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció en este sentido: «Después de un examen cuidadoso de los hechos disponibles, he determinado que la República Popular China, bajo la dirección y el control del PCCh, ha cometido un genocidio contra los uigures predominantemente musulmanes y otros grupos minoritarios étnicos y religiosos en Xinjiang».
Después de estas declaraciones, varios países se unieron en este sentido y declararon también como genocidio estos actos de la República Popular China contra los derechos humanos, en particular contra la libertad de religión y creencias. Estos países fueron Reino Unido, Canadá y Holanda.
De igual manera y en este contexto, las persecuciones y el hostigamiento cometidos contra los miembros de la tradición espiritual milenaria de Falun Dafa o Falun Gong, también han sido denunciadas incansablemente por organizaciones internacionales activistas por el respeto a los derechos humanos fundamentales.
En este sentido, a principios de este año, la directora del Centro para la Libertad Religiosa del Instituto Hudson, Nina Shea, argumentó en defensa de estas denuncias: “Los responsables políticos estadounidenses deberían condenar claramente esta persecución contra Falun Dafa y declararla un genocidio”.
Shea también expuso los crímenes del PCCh contra los practicantes de Falun Dafa, al cumplirse más de 23 años de persecución: «[El PCCh] ha elegido a los detenidos de Falun Dafa para la sustracción involuntaria de órganos, además de la internación masiva, la desaparición y la tortura»
También agregó: «Esto significa que las víctimas son asesinadas mientras o poco antes de que sus corazones, hígados, pulmones y riñones sean extirpados quirúrgicamente para ser vendidos, en lo que Beijing se jacta de ser el mayor mercado de trasplantes de órganos del mundo».
En consecuencia, la organización Open Doors publicó en su informe del 2022 sobre la persecución religiosa del régimen chino: «La vigilancia en China es una de las más opresivas y sofisticadas del mundo».
Y agregó: «La asistencia a las iglesias está rigurosamente controlada, y muchas iglesias son cerradas y clausuradas, tanto si son independientes como si son afiliadas al Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías. Sigue siendo ilegal que los menores de 18 años asistan a la iglesia».
Asimismo, relata este informe: «El gobierno chino ha arrestado, encarcelado o detenido sin acusaciones a 1.147 cristianos a causa de su fe, de un total de 4.277 casos ocurridos en todo el mundo». Una tendencia similar se presentó para «los ataques y cierres forzados de iglesias», «la gran mayoría de los cuales se registraron en China, seguida de Nigeria».
Relevancia de la libertad de religión y de creencias
Para algunos expertos en el tema, la llamada “sinización”, no es más que una maniobra política, tal como lo expuso el autor Thomas Harvey, en medio del Movimiento Lausana con estas palabras: «Para Xi, sin embargo, la “sinización” es profundamente política. Requiere que los líderes y las instituciones religiosos abracen de manera demostrable el socialismo de estado y el liderazgo del PCCh».
Desde su punto de vista dice Harvey, el hostigamiento religioso del PCCh no necesariamente es una táctica que les garantiza el éxito en este sentido. Pues precisamente la tecnología utilizada para incrementarla les da una opción a los creyentes para sostener sus creencias.
Por eso deduce: «Dada su capacidad, y la de la sociedad civil, para adaptarse rápidamente, es dudoso que los intentos de asimilación del DTFU [Departamento de Trabajo del Frente Unido del Partido, supervisor de las religiones] hagan más que forzar la lealtad de labios para afuera, pero no de corazón, del pueblo chino».
ACN Internacional.org. ha citado: «El derecho a la libertad de religión o de creencias sigue siendo ciertamente “uno de los fundamentos de una sociedad democrática”, como nos recuerda el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. De hecho, es un bien precioso».
La persecución planificada de las religiones y creencias ancestrales ha dañado profundamente los valores de las civilizaciones actuales. En este sentido, el medio internacional Minghui.org hace notar como ha causado este efecto, tras relatar una historia de la antigüedad, que concluye:
«A diferencia de Qiao, [el personaje de la historia] muchas personas en la China actual ya no creen en lo divino, ya que la ideología atea del Partido Comunista Chino (PCCh) les lavó el cerebro».
Y agrega: «Sin reverencia por lo divino, no entienden las relaciones kármicas que influyen en los resultados de la vida; es decir, el bien y el mal serán recompensados en consecuencia con más virtud que trae buena fortuna o más yeli (karma)