Enrique Solano: «Las aportaciones de la Iglesia a la ciencia superan con creces los desencuentros»
Enrique Solano Márquez, Presidente de la sección española de la Sociedad de Científicos Católicos

El científico católico «sabe que todo tiene un sentido»

Enrique Solano: «Las aportaciones de la Iglesia a la ciencia superan con creces los desencuentros»

Enrique Solano, Presidente de la recién creada sección española de la Sociedad de Científicos Católicos, nos habla en esta entrevista sobre los aportes de la Iglesia a la ciencia, el papel de los científicos creyentes, la mentira de la oposición entre ciencia y fe, y las dificultades que pueden experimentar en España los científicos católicos en algunos campos.

(InfoCatólica) La Sociedad de Científicos Católicos se creó en 2016 como respuesta a la petición de Juan Pablo II de que los científicos creyentes «integraran en su vida intelectual y espiritual los mundos de la ciencia y de la religión». Su labor se centra en la armonía y la complementariedad entre ciencia y fe, organizando actividades y proporcionando recursos relacionados con ese tema.

Hasta este año, la Sociedad contaba con secciones en varios países, pero no en España, un país que tiene mucho que aportar en este ámbito y que ha dado al mundo científicos católicos de talla mundial. El pasado mes de septiembre, finalmente, la sección española de la Sociedad de Científicos Católicoscelebró su primer congreso. Enrique Solano Márquez, matemático dedicado a la Astrofísica, ha sido elegido Presidente y ha accedido amablemente a conceder una entrevista a InfoCatólica.

Llama la atención que la Sociedad de Científicos Católicos tenga miembros en más de cincuenta países. ¿No es un lugar común que la fe y la ciencia son enemigas o, al menos, no se llevan bien?

«Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad». Esta frase, atribuida a Joseph Goebbels, se adapta perfectamente a esa tensión que, supuestamente, se ha vivido desde siempre entre ciencia y fe. Son tantas las aportaciones que la Iglesia Católica ha hecho al desarrollo científico a lo largo de los tiempos que sería imposible enumerarlas aquí. Baste citar, como ejemplos, la creación de las universidades, el desarrollo del método científico o los numerosos investigadores, algunos de ellos de enorme reputación que, a lo largo de los siglos, han sabido compaginar ciencia y fe. ¿Ha habido momentos de fricción a lo largo de los siglos? Por supuesto. Como en toda relación humana. Pero las aportaciones de la Iglesia a la ciencia superan con creces los desencuentros.

Como bien comentas, el hecho de que la Sociedad de Científicos Católicos tenga miembros en más de 50 países es una prueba fehaciente de que, en pleno siglo XXI, la ciencia y la fe católica siguen siendo perfectamente compatibles. Y así seguirá siendo. Como decía San Juan Pablo II en la Encíclica Fe y Razón, «la verdad nunca puede oponerse a la Verdad». Y somos precisamente nosotros, los científicos católicos, los que tenemos que poner en valor la complementariedad entre ambas.

¿En qué sentido tiene importancia que un científico sea católico y en qué sentido da igual que lo sea o no?

Depende de cuál sea el sentido de la pregunta. Si nos circunscribimos al ámbito de la carrera científica, las creencias son irrelevantes. Tan brillante (o tan poco brillante) puede ser un científico creyente como uno ateo. El método científico no requiere de la fe (ni de su ausencia) para su desarrollo. El propio George Lemaître, sacerdote belga y uno de los cosmólogos más importantes de la primera mitad del siglo XX, decía que, si un nadador católico aplicaba las mismas técnicas y métodos de entrenamiento que uno no católico, lo mismo debía ocurrir en ciencia.

La ventaja que tiene el científico católico es que sabe que todo tiene un sentido y un propósito. Es como estar viendo una película sabiendo el final y que éste es un final feliz. Pero este conocimiento no lo aporta la ciencia sino la fe. Pasar de pensar que somos una simple mota de polvo con fecha de caducidad en un vasto universo dominado por fuerzas que nos superan a tener la firma convicción que somos hijos de un Dios que es Amor y que nos ha prometido una vida eterna es algo que, indudablemente, te cambia la forma de entender la naturaleza.

Acaba de ser usted nombrado Presidente de la recién creada sección española de la Sociedad. No sé si darle la enhorabuena o compadecerle, porque imagino que estará sobrecargado de trabajo, ¿no?

Puedes darme la enhorabuena y compadecerme a partes iguales (risas). Es cierto que supone una sobrecarga de trabajo, pero es un reto muy bonito contribuir a echar a andar una iniciativa tan ilusionante como es la sección española de la Sociedad de Científicos Católicos. Además, no estoy solo, ni mucho menos. Cuento con la ayuda del resto de la Junta Directiva que se encarga de coordinar los diferentes paquetes de trabajo en los que hemos estructurado las actividades a realizar dentro de la sección.

¿Cuáles serán las principales actividades en España de la Sociedad?

Justamente la semana pasada hemos tenido la primera reunión de la Junta Directiva y en ella hemos identificado una serie de temas de interés: la potenciación de la relación con los medios de comunicación para que nuestras actividades lleguen mejor a la sociedad, la realización de charlas, conferencias, talleres... en institutos, universidades, parroquias (¡e incluso seminarios!), mostrando la armonía entre ciencia y fe católica, el contacto con otros grupos y sociedades con intereses cercanos a los nuestros, tener una mayor visibilidad en redes sociales, elaboración de material formativo y de divulgación así como la creación de un comité de expertos que, desde una perspectiva católica, pueda proporcionar una visión rigurosa de temas científicos de actualidad.

Por supuesto, esto no es ni mucho menos una lista cerrada. Nuestro objetivo es desarrollar cualquier línea de actuación que los miembros de la sección española de la Sociedad de Científicos Católicos consideren de interés.

Veo que, en la sección dedicada a científicos católicos del sitio web internacional de la Sociedad, brillan por su ausencia los científicos españoles católicos. ¿Darlos a conocer será también parte de la misión de la sección española de la Sociedad?

Por supuesto. Es un problema identificado y el propio presidente de la Sociedad internacional reconoce que la lista que actualmente se muestra en el sitio web no refleja la calidad y la cantidad de científicos católicos españoles a lo largo de los siglos. Estamos trabajando en esto y una parte fundamental dentro del apartado de elaboración de material formativo es la preparación de breves biografías para ir incluyéndolas paulatinamente en el sitio web internacional.

Recientemente han celebrado su primer congreso, en Navarra, y entre los participantes también había profesores de Filosofía y Humanidades. ¿La Sociedad está abierta a todas las disciplinas y no solo a las llamadas «de ciencias»?

Como comentaba anteriormente, nuestro objetivo es conocer y darnos a conocer a cualquier grupo interesado en los campos de ciencia, razón y fe. En este sentido la Sociedad de Científicos Católicos contempla diferentes tipos de perfil para sus miembros. Existe el denominado «regular member» orientado a investigadores con un doctorado en alguna de las disciplinas de las denominadas ciencias naturales, pero también existe la categoría de «scholar associate», enfocado hacia teólogos, filósofos, historiadores de la ciencia y otras ramas afines de Humanidades. Además, durante nuestras reuniones anuales, se contempla la posibilidad de invitar a personas de relevancia con perfiles distintos a los anteriormente citados.

La Sociedad de Científicos Católicos ofrece recursos sobre descubrimientos científicos y su posible relación con la fe. ¿Puede dar algún ejemplo de esa relación?

Las grandes preguntas de la humanidad (el origen y evolución del universo, origen y evolución de la vida, el ser humano, la libertad...) no se pueden responder si no es desde un punto de vista global, holístico. Quizás el mejor ejemplo de esto sea el origen del universo. El modelo cosmológico actualmente aceptado es capaz de explicar la evolución del universo desde una billonésima de segundo justo después del Big Bang hasta el momento actual, unos 13.800 millones de años más tarde. A poco que reflexionemos sobre esto, veremos que el hecho de que la ciencia haya sido capaz de explicar algo de tal magnitud es tremendamente ilustrativo de las preguntas que es capaz de abordar y responder. No obstante, la ciencia también tiene sus límites y un ámbito de actuación acotado. Preguntas como, ¿quién creó?, ¿por qué creó?, el papel del hombre en la creación o ¿por qué hay «algo» en lugar de «nada»? van más allá del ámbito de la ciencia y su respuesta hay que buscarlas por otras vías. Aquí es donde la filosofía y la teología entran en acción.

Hoy en día y a grandes rasgos, ¿son objeto de algún tipo de desconfianza o discriminación en el ámbito profesional y académico los científicos españoles que se declaran católicos?

En general, en España y dentro de la comunidad científica, no percibo un ambiente especialmente hostil en contra de los científicos católicos. Yo diría que hay un porcentaje mayor de agnósticos o de investigadores que ni siquiera se han planteado de manera profunda la existencia de Dios que de científicos que se declaren profundamente ateos. Es cierto que en ciertos campos como, por ejemplo, Biología o Ciencias de la Salud, los motivos de fricción pueden ser mayores, principalmente por las líneas de trabajo y especialmente si éstas llevan asociadas problemas bioéticos.

Asimismo, muchas veces, el recelo viene por el desconocimiento. Es por esto por lo que es bueno que los científicos católicos den testimonio en su trabajo, que sus compañeros sepan que son creyentes y que vean que son capaces de vivir su fe con coherencia sin que esto afecte un ápice a su carrera científica.

Una de las actividades de la Sociedad a nivel internacional es la celebración de «Misas doradas». ¿En qué consisten? ¿La sección española también las celebrará?

Las llamadas «gold mass» son eventos que la Sociedad de Científicos Católicos celebra de manera regular en Estados Unidos y tienen como objetivo reunir a los científicos católicos de una determinada ciudad o región. Suelen consistir en una misa y una pequeña recepción en donde los asistentes pueden charlar de manera informal sobre temas de ciencia y fe. Con estos eventos se pretende eliminar la sensación de aislamiento que, en ocasiones, puede tener el científico católico en su centro de investigación y establecer conexiones que pudieran dar lugar a futuros proyectos en común.

Aunque es un mecanismo que está funcionando bastante bien en Estados Unidos no lo contemplamos de momento como algo prioritario dentro de la sección española en donde hemos establecidos otros mecanismos para explotar las posibles sinergias entre grupos.

Para finalizar, ¿cuál es el mensaje fundamental que la Sociedad de Científicos Católicos quiere transmitir?

Lo que transmitimos es un mensaje muy positivo. No creamos ninguna tensión, más bien lo contrario. Mostramos que fe y ciencia son dos conceptos fundamentales que viven en armonía, que se retroalimentan y mejoran una a otra. Desde aquí me gustaría animar a todos los científicos católicos españoles a conocer la Sociedad porque estoy seguro de que les puede aportar muchas cosas.

 

11 comentarios

José Ángel Antonio
Buena entrevista. Esto de la Sociedad de Científicos Católicos es una gran idea. Todos los católicos que trabajan en Ciencias deberían apuntarse y apoyarlo.

Por un lado se crea comunidad y amistad entre ellos, por otro pueden hacer muy buena divulgación sobre ciencia y fe y suscitar preguntas profundas a gente inteligente que, distraída en sus trabajos, no se las hizo.

Me gusta mucho lo que dice el presidente en España de trabajar mucho con la prensa y las redes sociales. ¡Memes de científicos católicos!

Deberían surgir grupos así en cada país hispanoamericano.
20/10/22 10:28 AM
Enrique Solano
Todos aquellos científicos católicos que quieran saber más de la sociedad pueden contactarnos a través del siguiente correo electrónico:

[email protected]
20/10/22 11:23 AM
JSP
1. El deber de todo católico es ensanchar la razón.
2. La Teología nunca va a negar lo que dice la Ciencia, por lo que nunca va a haber fricción. Por ej. el caso de Galileo. No es que lo teólogos negaran a la Ciencia, lo que no aceptaban era lo que decía Galileo sin demostración.
3. Esto es, que para hablar de Ciencia tiene que ser posible la medida mediante un instrumento. De la colección de datos, que es lo que tenía Galileo, y eso no es Ciencia, hay que presentar una hipótesis que los relacione y tiene que ser comprobado en laboratorio para que sea aceptada como teoría científica (esto nunca lo presento Galileo).
4. La Cienca y la Fe nunca pueden estar reñidas porque hablan de cosas diferentes y son dos formas complementarias de conocer la realidad. La realidad que conoce la Ciencia es muy restringida y nunca va a decir nada de Dios la Ciencia ni la Fe divina revelada nada acerca o suplir de la Ciencia. Es como si intentamos buscar un elemento común entre un poeta y un mecánico: es imposible pues hablan de cosas distintas.
5. Esto no está del todo bien expresado: "El método científico no requiere de la fe (ni de su ausencia) para su desarrollo." Pues, Newton decía que para llegar hasta donde había llegado fue gracias a que se subió a los hombros de los gigantes (científicos) que le precedieron. El método científico es independiente de la voluntad humana, se tenga fe o no.
6. La ventaja que tiene el científico católico es que sabe que todo tiene un sentido y un
20/10/22 11:50 AM
Domine
FE y ciencia jamás se han contradicho; pues debemos partir de la maravilla que es el desarrollo de una criatura humana desde que esta en evolución en el seno de su Madre. Y todo la creación tiene una armonía que hace que negar la existencia de un Ser Superior sea imposible. A modo de ejemplo, usando una superficial descripción del cerebro y la columna vertebral del mismo ser humano, en primer lugar el cerebro tiene aproximadamente 100 mil millones de neuronas y en segundo lugar de dicho ejemplo, la médula espinal tiene aproximadamente 13.5 millones de neuronas en toda su longitud, y cada órgano del cuerpo humano esta coordinado en un todo que impresiona por su perfección. Ya sabemos que no ateos convencidos.


20/10/22 12:08 PM
Luis María Piqué Muñoz
La verdadera Ciencia la Inspira el Espíritu Santo ¡Otra Cosa es la satánica Ciencia moderna con sus abominaciones experimentales! ¡Con decir que el Científico moderno busca la Inmortalidad, ya queda claro el Disparate e inmundicia de tal seudoCiencia! ¡Viva la Sabiduría! ¡Viva Dios!
20/10/22 3:27 PM
Chico
Bien pero edúquese al chico desde su infancia a primero creer en catolico y acto seguido a razonar siempre dentro de su fe católica y nunca al margen ni en contra
20/10/22 3:28 PM
Vladimir
La Ciencia nos sorprende con muchos descubrimientos, pero es la Fe la que le da sentido a todo lo que vamos conociendo.
La Ciencia explica los fenómenos pero no nos dice el por qué de ellos, eso lo encontramos en la Fe.
La Ciencia nos muestra procesos aislados, pero es la Fe la que nos enseña la conexión que hay entre todos ellos.
20/10/22 3:36 PM
Gonzalo
Traigo aquí las palabras de Stephen Barr, presidente de la Sociedad de Científicos Católicos (internacional, matriz de la sección española), en una reciente conferencia (la cita no es literal, solo aproximada):

"Hoy en día hay mucha confusión, incluso entre los creyentes religiosos, sobre cómo Dios se relaciona con la naturaleza. En lugar de decir que Dios es el autor de la naturaleza, que es la forma tradicional, ven a Dios y a la naturaleza como opuestos o en competencia entre sí. Así, si algo tiene una explicación natural, entonces Dios no tiene nada que ver con ello. O si Dios es la causa de algo, entonces debe ser de modo sobrenatural. Y por eso piensan que el lugar donde hay que buscar pruebas de Dios, el único lugar lleno de pruebas de Dios, es en lo que está fuera del curso de la naturaleza o es inexplicable por la ciencia. Es decir, en las lagunas de nuestra comprensión científica del mundo. Y de ahí la expresión "dios de los agujeros". Los ateos piensan que, cerrando esas lagunas en nuestra comprensión, Dios no tendrá más lugar donde esconderse."
20/10/22 6:08 PM
mariano
que pena que haya fricciones en biologia y ciencias de la salud cuando el catolicismo ha fundado hospitales y farmacias y ha fomentado el estudio de las ciencias naturales y la anatomía
21/10/22 12:26 AM
Fernando M Soriano
Son innumerables los testimonios de cientificos creyentes. Tengo un libro de J.Peraire, "Dios en el laboratorio", que merece la pena. Estas son mis dos citas favoritas:
"Si piensas con suficiente fuerza, la ciencia te obligará a creer en Dios.” Joseph Thomson. Nobel de física.
“Creo que solo un idiota puede ser ateo”. Christian Anfinsen, Nobel de química.
21/10/22 7:22 PM
Gonzalo
Con todo respeto, considero que esas dos afirmaciones están muy equivocadas, por mucho que vengan de Premios Nobel, y no ayudan nada al diálogo ciencia-fe.

La ciencia no puede demostrar la existencia de Dios, luego no te puede "obligar" a creer.

Cuento entre mis amigos y colegas a muchos ateos y agnósticos que no tienen un pelo de idiotas. Aceptar a Dios no es solo ni principalmente una cuestión intelectual, sino también vital, existencial. Una persona muy inteligente puede no haberse encontrado con Dios en su vida, o habiéndolo encontrado, rechazarlo por motivos no intelectuales.
24/10/22 11:51 AM

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