(Aica/InfoCatólica) El mensaje -firmado por el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, prefecto del dicasterio, y por el secretario, Mons. Indunil Janakaratne Kodithuwakku Kankanamalage- recuerda las «crecientes tensiones, conflictos y violencias en diversas partes del mundo basadas en la identidad y la supremacía religiosa, cultural, étnica, racial y lingüística, a menudo alimentadas por políticas competitivas, populistas y expansionistas, pero también por movimientos mayoritarios y minoritarios y por unas redes sociales atrevidas, preocupándonos a todos, porque afectan fuertemente la convivencia social fraterna y pacífica».
Lo que no indica el mensaje es que son precisamente los fundamentalistas hindúes quienes están oprimiendo, persiguiendo y haciendo la vida imposible a los cristianos allá donde aquellos son mayoría y estos minoría.
Según el escrito, «en este contexto, la necesidad de promover la convivencia y el espíritu de corresponsabilidad entre las personas es vital y central».
Vivir juntos es «la cualidad de ser amable y vivo« en medio de »la diversidad y las diferencias, en un espíritu de respeto, amor y confianza». Un «arte de forjar relaciones amistosas y fraternas, sanas y armoniosas entre los seres humanos, y entre éstos y la naturaleza», destaca el mensaje.
Valores nobles
La promoción de la convivencia implica también una «asunción de responsabilidad recíproca y responsabilidad con la creación», subraya el dicasterio. «Es necesario que responsabilicemos a las personas que nos rodean para que puedan vivir juntas, respetando la dignidad trascendental de toda persona humana y sus legítimos derechos, sabiendo muy bien que se trata de desafiar la indiferencia y el individualismo dominantes en nuestra sociedad actual. Como creyentes, no debemos ceder al pesimismo, sino estar unidos y servir de ejemplo a los demás».
El mensaje destaca el ejemplo de los padres y los mayores de la familia por su papel de educadores de sus hijos en los «nobles valores de la convivencia y la corresponsabilidad».
«Como cristianos e hindúes» -concluye el texto-, «podemos unir nuestros esfuerzos con las personas de las demás tradiciones religiosas y con las de buena voluntad, para promover, individual y colectivamente, el espíritu de convivencia y corresponsabilidad para transformar este mundo en una morada segura para todos, donde vivir felices y en paz».