(Fides/InfoCatólica) «La pobreza extrema, el aumento del desempleo, la inflación galopante, el hundimiento de la economía con una carga de la deuda cada vez mayor y el empeoramiento de la inseguridad se han combinado para complicar la situación del nigeriano medio, que parece condenado a una vida de penurias intolerables y de miseria inmerecida», afirma Mons. Ugorji.
El primer motivo de preocupación para los nigerianos es la inseguridad rampante. «El país sigue sangrando sin cesar por las actividades de rebeldes, bandidos, pastores militantes, pistoleros desconocidos, secuestradores y agentes de seguridad de gatillo fácil. Ningún lugar parece ya seguro. Las casas, las tierras de cultivo, los mercados, las carreteras, los lugares de culto y los presbiterios se han convertido en territorios de secuestro y asesinato».
Los jóvenes que no tienen perspectivas de futuro en Nigeria buscan el camino de la inmigración ilegal, como recuerda Mons. Ugorji: «La otra cara de la historia, que es más bien una desgracia nacional, está formada por miles de hombres y mujeres jóvenes que, en busca de pastos más verdes, emprenden peligrosos viajes a Europa a través del desierto del Sahara. En el camino, algunos mueren y son enterrados en tumbas anónimas». «Esta despreciable esclavitud moderna está en auge porque se ha convertido en un negocio lucrativo y también como resultado del alto nivel de corrupción que la sustenta».
El Arzobispo ha realizado un llamamiento a las diócesis, parroquias y organizaciones eclesiásticas de todo el país para que tomen conciencia de este mal, añadiendo que una de las formas más eficaces de frenar la emigración, la fuga de cerebros y el tráfico de personas es la buena gobernanza.
«También pedimos a las diócesis y a todas las personas de buena voluntad que se tomen en serio las próximas elecciones generales de 2023. Debemos prepararnos todos para compartir nuestros valores sobre la buena gobernanza basada en el bien común y emplear nuestros votos para elegir a personas de integridad intachable que tengan el carácter, la competencia, la capacidad y la historia personal para sacar a nuestra nación del actual marasmo económico», ha pedido.
En su intervención en la apertura de la Asamblea, el gobernador del estado de Imo, Hope Uzodinm, ha pedido a los sacerdotes que desistan de inmiscuirse en la política activa. «Comprendo perfectamente que los sacerdotes tienen el derecho y el deber de pedir cuentas a nuestros dirigentes y gobiernos, y nadie impedirá nunca que un sacerdote condene los males de la sociedad, incluidos el desgobierno y la corrupción», ha dicho, pero añadiendo que «es importante reafirmar la neutralidad de la Iglesia en cuestiones políticas y advertir a los sacerdotes que no se involucren en la política partidista», porque la Iglesia perdería su autoridad moral si se dejara arrastrar por la política partidista.