(Aica/InfoCatólica) «Me uno para rezar por el eterno descanso de la difunta Reina, y para rendir homenaje a su vida de servicio incansable al bien de la Nación y de la Commonwealth, a su ejemplo de devoción al deber, a su testimonio inquebrantable de fe en Jesucristo y a su firme esperanza en sus promesas», reza el telegrama de pésame dirigido por Francisco tras conocerse la noticia del perecimiento de la Reina Isabel II.
En el telegrama, además, el Papa resaltó el «servicio incansable al bien de la nación y de la Commonwealth» que la reina tuvo durante tantos años, y «su ejemplo de devoción al deber, a su testimonio inquebrantable de fe en Jesucristo y a su firme esperanza en sus promesas».
Asimismo, el papa Francisco elevó sus oraciones para encomendar la noble alma de la difunta reina «a la bondad misericordiosa de nuestro Padre Celestial». Al mismo tiempo que aseguró al rey Carlos III «mis oraciones para que Dios todopoderoso lo sostenga con su gracia infalible al asumir ahora sus altas responsabilidades como rey».
«Sobre usted y todos los que aprecian la memoria de su difunta madre, invoco una abundancia de bendiciones divinas como prenda de consuelo y fortaleza en el Señor», finalizó.
Asimismo, el papa Francisco elevó sus oraciones para encomendar la noble alma de la difunta reina «a la bondad misericordiosa de nuestro Padre Celestial». Al mismo tiempo que aseguró al rey Carlos III «mis oraciones para que Dios todopoderoso lo sostenga con su gracia infalible al asumir ahora sus altas responsabilidades como rey».
«Sobre usted y todos los que aprecian la memoria de su difunta madre, invoco una abundancia de bendiciones divinas como prenda de consuelo y fortaleza en el Señor», finalizó.
