(Katholisch/InfoCatólica) Comienza la cuarta sesión plenaria del «Camino sinodal alemán» con un programa de máximos descatolizador, que sintetiza muy bien Die Tagespost: «cuando el pecado ya no se llama pecado». Sobre la mesa: ordenación femenina, obispos no heterosexuales y ruptura de la naturaleza jerárquica.
En esta línea vuelven a pronunciarse obispos que parece que vez de cuidar de la grey encomendada intentan crear un «nuevo cristianismo», sin atender a lo que desde la Santa Sede se les advierte.
El Camino sinodal alemán prosigue sin perder de vista sus objetivos, previamente fijados por un sector ideológico, aprovechando la crisis por los abusos, de intentar modificar la doctrina católica en cuestiones tan importantes como la sexualidad (lo que incluiría la aceptación de las prácticas homosexuales o pansexuales, la anticoncepción e incluso el aborto), el rol de la mujer en la Iglesia (con cuestiones que van desde el mayor empoderamiento de las mujeres católicas, seglares o consagradas, en puestos de administración, pastoral, y de dirección en las curias diocesanas hasta la posibilidad de ordenación sacramental y/o ejercicio de funciones o ministerios diaconal, presbiteral e incluso episcopal), la ratio de formación sacerdotal y el celibato de los sacerdotes y obispos, así como el cuestionamiento de la jerarquía o toma de decisiones en la Iglesia (que incluye la clásica tensión entre las decisiones de la iglesia alemana y la llamada Iglesia de Roma.
Todo ello ha suscitado notorias confrontaciones entre miembros de la propia Asamblea sinodal y de algunos de los obispos alemanes, así como una nota de la Santa Sede, definiendo el ámbito o consideración al que deberán ceñirse las conclusiones de la Asamblea o Camino sinodal alemá.
Reevaluación de la enseñanza sobre la anticoncepción y los homosexuales
Así, el obispo de Aquisgrán, Helmut Dieser, que se ha pronunciado a favor de un «mayor desarrollo» de la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad y la anticoncepción. «No debemos rechazar sin más el desarrollo de la doctrina», dijo Dieser en una entrevista en el suplemento «Zeit» «Christ und Welt».
Afirmó que agradecería una «reevaluación de la enseñanza de la iglesia sobre la anticoncepción». Si la Iglesia, según él, de acuerdo con el Concilio Vaticano II (1962-65), reconoce que los padres pueden decidir por sí mismos cuántos hijos quieren tener, la elección de los medios sería secundaria. Eso sí, «tampoco hay que perder de vista que la sexualidad del hombre y de la mujer está llamada por Dios a transmitir la vida» y hay que rechazar toda forma de «asesinato de la vida humana concebida».
También afirmó que su visión de la homosexualidad ha cambiado mucho gracias a los debates del Camino Sinodal, a los encuentros con los jóvenes y al examen de los descubrimientos de las ciencias humanas, continuó Dieser. «La homosexualidad no es un fallo de Dios, sino que está ordenada por Dios en la misma medida que la propia creación». Las parejas homosexuales también pueden seguir a Jesús aceptándose mutuamente y siendo fieles en su relación, dijo. «No estamos hablando de poliamor, sino de relaciones de pareja comprometidas», aclaró el obispo.
El pecado es un «concepto cuestionable» con respecto a la homosexualidad. En su diócesis, los pastores bendecían a las parejas homosexuales después de consultar su conciencia. Para él estas son decisiones de pastores individuales y no un permiso general de ellos, que él como obispo individual no puede dar debido a la enseñanza oficial de la iglesia sobre la homosexualidad y el matrimonio. Hasta el momento no ha tenido ningún problema con el Papa o el Vaticano por las bendiciones para las parejas homosexuales .
«No hay 100% binario»
También cree que no hay «ningún cien por cien binario» en la asignación personal al género femenino o masculino. «Incluso si hay un binario amplio, algunas personas dicen: soy algo intermedio. O: quiero dejarlo abierto». Por eso, en el foro «Vivir en relaciones exitosas», hace campaña para que el Camino Sinodal cierre la categoría «otras» para las entradas en el libro bautismal.
Defendió el celibato sacerdotal como una «gran ganancia» si tuviera éxito. Le preocupa que la Iglesia pierda algo valioso si el celibato obligatorio está generalmente exento. En su vida percibe el celibato como algo muy positivo, por eso esto. En su vida espiritual, en su relación con Dios, pudo experimentar «cosas extáticas». «Hay que dejarse llevar de verdad por Cristo» si se quiere vivir el celibato.
Con respecto al Camino Sinodal, dijo que le gustaría «una palabra de aliento de Roma». Dice estar molesto con que el Vaticano siempre se limite a amonestar y no vea el atraso de la reforma en la Iglesia en Alemania. Los obispos debían compartir su poder con los fieles, ya que eran los sucesores de los apóstoles, que no habían sido gobernantes solitarios. Además, se dejaría destituir por el pueblo de la Iglesia si éste le hiciera ver que su persona y su ministerio habían sido «quemados»