(Agencias/InfoCatólica) La Compañía de Jesús dio cuenta de la «verosimilitud de actos de significación sexual de distinta relevancia que habrían afectado a siete mujeres jóvenes y adolescentes» a manos del sacerdote jesuita Felipe Berrios.
En un comunicado dado a conocer el jueves, la Compañía de Jesús en Chile señala que «el sábado 20 de agosto ha recibido el resultado de la Investigación Previa Canónica encomendada a la abogada María Elena Santibáñez, iniciada por la denuncia de una mujer adulta en contra del sacerdote jesuita Felipe Berríos»
Agregó que de acuerdo con los «protocolos establecidos por el Derecho Canónico, y considerando que la investigación previa es una etapa preliminar de recopilación de antecedentes, estos han sido enviados por el Provincial a la Curia General de la Compañía de Jesús en Roma para su revisión y envío al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, entidad competente que deberá determinar los pasos a seguir»
«Tras una acuciosa investigación, que contó con la declaración de más de 40 testigos, la Instructora ha determinado la verosimilitud de actos de significación sexual de distinta relevancia que habrían afectado a siete mujeres jóvenes y adolescentes. Estos hechos se refieren a tocaciones y diversos traspasos de límites en el ejercicio del sacerdocio, entre los años 1993 y 2009», señalaron los jesuitas
Por otra parte, se indicó que «la Instructora llegó a la conclusión, en esta etapa del proceso, que un hecho que habría afectado a una menor de edad de 7 u 8 años, resultó ser no verosímil, de acuerdo a los antecedentes recabados»
Puntualizó que «durante este tiempo, seguirá vigente la medida cautelar impuesta por el Provincial de la Compañía de Jesús a Felipe Berríos SJ de la suspensión del ejercicio público del ministerio sacerdotal»
Finalmente indicó que «como Compañía de Jesús emitimos este comunicado en el contexto de nuestro compromiso con la búsqueda de la verdad y de la justicia. También, manifestamos nuestro absoluto rechazo a cualquier tipo de abuso y nuestro sostenido esfuerzo por el cumplimiento de protocolos que aseguren la debida protección de niños, niñas, adolescentes y adultos vulnerables»
El otrora locuaz jesuita carga contra la Compañía y niega los hechos
El jesuita Berrios cuestionó abiertamente la forma en que la Compañía de Jesús llevó el proceso en su contra. No sólo descartó haber cometido los hechos por los que se le denunció, sino que también reclamó por la falta de transparencia que tuvo su orden religiosa.
En una declaración con la típica ambigüedad jesuítica manifestaba que:
«Salvo una, desconozco las historias de vida de las denunciantes. Pero tras conocer sus relatos, puedo afirmar que no he cometido los actos de significación sexual que ellas describen»
Se queja que ha sido «atacado, ha habido un total secretismo (por parte de los demás jesuitas) respecto de la investigación y principalmente han hablado terceros que se refugian en el anonimato para tergiversar la realidad y condenarme a punta de rumores, sin preocuparse de que haya un juicio justo y transparente».
En el mismo tono, remarcó su pesar por el hecho de que la congregación de la forma parte no explicara «la diferencia entre que un hecho sea verosímil y que este realmente haya ocurrido. Tampoco aclara que un número importante de los 40 testigos que menciona concurrieron para dar testimonio de no haber observado nunca conductas impropias de mi parte».
Lejos quedan aquellos tiempos en los que faltando a la verdad y la caridad responsabilizaba a todos los obispos y sin ningún tipo de matices, que ahora reclama para sí, se inventaba supuestos motivos como el del celibato o la mujer en la jerarquía de la Iglesia.
En cualquier caso, y a diferencia de la falta de prudencia y justicia que él manifestó en el pasado con muchas personas, por ejemplo San Juan Pablo II, hasta ahora solo ha habido una declaración de verosimilitud, no de culpabilidad. El jesuita Berrios tendrá la oportunidad, que él ha negado a los demás, de poder defender, cuanto menos su honra.
Defensor de la ideología de género, ambiguo con la defensa de la via y embozado con la teología de la liberación cargaba en cuanto podía contra San Juan Pablo II.