(ACIPrensa/InfoCatólica) Tras sufrir numerosas amenazas, el sacerdote iraquí Rahgeed Ganni fue asesinado el 3 de junio de 2007 junto a tres de los subdiáconos de la parroquia del Espíritu Santo de Mosul. Después de la celebración de la Eucaristía, aquel día era la fiesta de la Trinidad, el sacerdote y sus tres acompañantes fueron detenidos en la calle por varios hombres armados y asesinados después de haber renunciado a convertirse al Islam.
El Arzobispo caldeo de Erbil, monseñor Bashar Warda conoció al padre Ganni y dice: «Cuando se le pidió al padre Ragheed que se ofreciera como voluntario para servir a los peregrinos que venían a rezar y buscar consejo en el Santuario del Amor Derg, aceptó la invitación y trajo felicidad y alegría a todos nuestros corazones.
Siempre he admirado su liderazgo y su cercanía con ellos. Fue un padre, un hermano y un educador para todos ellos».
Rahgeed Ganni nació en 1972, en el pueblo cristiano de Karemlesh en la Llanura de Nínive, cerca de Mosul. Estudió ingeniería civil antes de entrar en el seminario, En 1996 su obispo le envió a Roma para ampliar sus estudios como seminarista, gracias a una beca ofrecida por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), estudió en el Instituto Irlandés y luego en la Universidad de Santo Tomás de Aquino. Ordenado sacerdote en Roma, una vez concluidos sus estudios, decidió volver a Irak en el 2003, pese a la situación de guerra que vivía el país con la caída de Sadam Husein.
Él siempre quiso regresar a su país y servir allí a la Iglesia y a los fieles que vivían los estragos de las luchas con los grupos islámicos extremistas.
En el 2014, estuvo dando clases en el Colegio de Filosofía y Teología de Babilonia.
Durante esta época la ciudad de Mosul era asediada por los grupos radicales que ejercían intimidación, secuestros, bombardeos y asesinatos en muchos lugares en su mayoría cristianos.
Los habitantes debían huir y dejar todo para poder ponerse a salvo del peligro. Muchos emigraron a otros países, otros a lugares más cercanos como ciudades vecinas.
Persecución y muerte
La persecución era contra las minorías religiosas, pero los cristianos fueron los más agredidos y el padre Ganni recibía amenazas de muerte y hostigamiento de parte de los terroristas.
Él predicaba lo siguiente: «Los terroristas quieren acabar con nuestras vidas, pero la Eucaristía nos da la vida. Cuando tengo la copa de la Eucaristía en mis manos, digo: “este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo”, siento que su poder me abruma. Tengo la copa en la mano, pero Él es quien me sostiene a mí ya todos, desafiando a los terroristas y uniéndonos en su amor sin límites.
Los terroristas piensan que nos matan físicamente o nos asustan espiritualmente con sus métodos brutales. Muchas familias cristianas han huido por los abusos cometidos contra ellas, pero la paradoja es que nos hemos dado cuenta, a través de la violencia de los terroristas, que Cristo muerto y resucitado nos da vida. Esto nos da esperanza y nos ayuda a sobrevivir todos los días».
Ya que el sacerdote no dejaba de servir a Cristo en sus labores ministeriales siempre recibía amenazas de muerte. Se dedicó especialmente a los jóvenes.
El 17 de junio del 2007 retenido junto a tres diáconos, al momento de arrestarlo y atarlo el dijeron: «¿No te pedimos que no abrieras la iglesia para la oración?» Su respuesta fue: «¿Cómo puedo cerrar la Casa de Dios en la cara de los adoradores?".
Esta es la última oración del Padre Ganni:
«Señor, no creo que miren mi oración
Aunque era una oración pesimista, todos me conocían como optimista.
Y quizás, por un momento, se olvidaron. Se preguntaban por qué era tan optimista,
Me han visto sonriente, más valiente y más fuerte en las situaciones más difíciles.
Pero, cuando se acuerden de los tiempos de angustia que viví,
y las dificultades que he pasado,
las que mostraron lo débil que soy y cuán capaz Tú eres,
revelaste lo frágil que soy y lo fuerte que eres,
Sabrán que yo, mi esperanza, siempre he hablado de ti.
Porque te conocí y fuiste la razón de mi optimismo
incluso cuando sabía que mi muerte estaba cerca.
Pero déjame estar contigo ahora,
Puedo, por favor, ponerlo delante de ti,
Tú sabes mejor que yo en qué época estamos viviendo.
Soy un ser humano y sé lo débil que es una persona.
Quiero que seas mi fortaleza para que no permitas que nadie me insulte en el sacerdocio que poseo.
Ayúdame a no debilitarme y entregarme en el temor por mi vida
Porque quiero morir por Ti, para vivir contigo.
Ahora estoy listo para conocerte; ayúdame a no perder tiempo para el juicio
Porque te dije que te conocía hombre, pero también te dije que te conocía
Oh, mi fuerza, mi poder, mi esperanza».