(Aica/Infocatólica) .El arzobispo de Tegucigalpa se manifestó después de que la situación contra la Iglesia Católica se haya agudizado en Nicaragua no solo con el cierre de medios de comunicación católicos, sino también con la retención en el Palacio Episcopal del obispo Rolando Álvarez, a quien la Policía Nacional acusa de intentar «organizar grupos violentos» y lo mantiene sitiado desde hace más de 10 días. Éste se encuentra confinado junto a cinco sacerdotes, tres seminaristas, y dos laicos, en el Palacio Episcopal provincial desde el jueves de la semana pasada, que está sitiado por fuerzas especiales policiales.
«Esa guerra callada que están haciendo para perseguir a Jesús en su iglesia en la hermana nación de Nicaragua, ese no es el fuego que Jesús ha venido a traer», señaló Rodríguez Maradiaga.
Tampoco lo es la guerra «triste» que sufren los hermanos de Ucrania y de Rusia, indicó el coordinador del Consejo de Cardenales del Vaticano:
«Jesús no quiere el fuego de la guerra ni de las armas. Esa guerra tan triste que están sufriendo los hermanos de Ucrania y de Rusia»
El cardenal indicó que el fuego de Cristo «tampoco es el fuego de aquellos que destruyen la naturaleza y que llenan de incendios los países. Es otra cosa, es abrirnos al amor, al testimonio y a la coherencia»:
«Debemos preguntarnos que, si el espíritu de la convivencia y del amor enciende en nosotros una vida cristiana que se vuelque en hacer el bien como decía en apóstol Pablo en la epístola de los Gálatas: No nos cansemos hacer el bien. Ese es el fuego que Jesús viene a traer para que nuestra fe de fruto abundante»
En su homilía el purpurado dijo que «el fuego de Jesús es por el reino y del Espíritu Santo que es amor y vida, como si dijera he venido a encender las conciencias apagadas, a despejar las mentes embotadas, a levantar los ánimos decaídos e infundir energía a los abatidos. Un fuego que alumbra la oscuridad y brilla en las tinieblas de muchas vidas apagadas y dormidas».