(SIC/InfoCatólica) La tarea principal del sacerdote es proclamar la Palabra de Dios hecha carne, hombre e historia, transformándose él mismo en signo de la comunión que Dios realiza con el hombre. La eficacia de este ministerio exige que el sacerdote viva una relación íntima con Dios, enraizada en un amor profundo y un conocimiento vivo de las Sagradas Escrituras, «testimonio» escrito de la Palabra divina.
El mensaje para la 44ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales invita en modo especial a los sacerdotes, a lo largo de este Año Sacerdotal y luego de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, a considerar los nuevos medios como un posible e importante recurso para su ministerio al servicio de la Palabra, y desea animar para que afronten los desafíos que nacen de la nueva cultura digital.
En efecto, los nuevos medios, si son conocidos y valorados adecuadamente, pueden ofrecer a los sacerdotes y a todos los agentes de pastoral una gran riqueza de datos y contenidos a los cuales no era posible acceder antes fácilmente, y que favorecen hoy nuevas formas de colaboración y de mayor comunión, que eran impensables en el pasado.
Gracias a los nuevos medios, quien predica y da a conocer a Cristo, el Verbo de la Vida, puede alcanzar con palabras, sonidos e imágenes – verdadera y específica gramática expresiva de la cultura digital – a las personas particulares o comunidades enteras en todos los continentes, para crear nuevos espacios de conocimiento y diálogo, logrando así proponer y realizar itinerarios de comunión.
Los nuevos medios, si son usados sabiamente, con la ayuda de expertos en tecnología y cultura de las comunicaciones, pueden transformarse para los sacerdotes y todos los agentes de pastoral en instrumentos válidos y eficaces para una verdadera evangelización y comunión.
Serán una nueva forma de proclamación del Evangelio para que Cristo vaya por las calles de nuestras ciudades, y ante los umbrales de nuestras casas diga nuevamente: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap.3,20).