(Zenit/InfoCatólica) "¡Al contrario! Es por el hecho de que siguen -de manera tenue pero al mismo tiempo fecunda-- ofreciendo al continente el apoyo espiritual y moral que permite establecer un diálogo significativo con personas de otras culturas y religiones".
Por eso confesó que reza "para que estas iniciativas ecuménicas den fruto no sólo para continuar el camino de la unidad de los cristianos, sino por el bien de toda la sociedad europea".
De hecho, el Papa reconoció que en estos momentos surgen en Europa "nuevos intentos orientados a marginar la influencia del cristianismo en la vida pública, en ocasiones con el pretexto de que sus enseñanzas son dañinas para el bienestar de la sociedad".
El Papa reconoció que "este fenómeno nos pide que nos detengamos a reflexionar". Es más, pidió una "autocrítica de la edad moderna" y una "autocrítica del cristianismo moderno", "en particular sobre la esperanza que pueden ofrecer a la humanidad".
Para hacer este examen de conciencia, planteó esta pregunta: "¿qué tiene que decir el Evangelio a la República Checa y más en general a toda Europa, en un período marcado por la difusión de diferentes visiones del mundo?".
"El cristianismo puede ofrecer mucho a nivel práctico y moral, porque el Evangelio siempre impulsa a hombres y mujeres a ponerse al servicio de sus hermanos y hermanas. Pocos podrían contradecirlo.
"Cuando Europa escucha la historia del cristianismo, está escuchando su misma historia --aclaró--. Sus nociones de justicia, libertad y responsabilidad social, junto a las instituciones culturales y jurídicas establecidas para defender estas ideas y transmitirlas a las generaciones futuras, están plasmadas en su herencia cristiana. En realidad, la memoria del pasado anima sus aspiraciones futuras".