(BLes/InfoCatólica) El director de la organización nacional de derechos civiles en Estados Unidos, Harmeet K. Dhillon, hizo la denuncia en defensa de las presas.
Este hecho degradante ocurre con el apoyo de los grupos LGBTQIA+ quienes no ven el daño que se está generando a un grupo que queda indefenso y expuesto a daños físicos y psicológicos.
Harmeet explicó «Solo en las prisiones federales, se dice que hay más de 900 hombres biológicos alojados en cárceles de mujeres, lo que resulta en violaciones masivas y continuas de los derechos civiles y otros agravios contra las reclusas diariamente.
En Estados Unidos, el castigo por un delito después de la sentencia no debe incluir agresión sexual, violación de restricciones basadas en la fe sobre la cohabitación de sexos mixtos y un sinfín de otras violaciones de derechos humanos y derechos civiles que ocurren cuando las mujeres se ven obligadas a compartir cuartos con hombres biológicos.
«Pedófilo se declara trans para ir a cárcel de mujeres y viola a una reclusa», este es solo uno de los titulares que ha salido a la luz pública, solo es la punta del iceberg.
La ideología de género ha inventado cosas como las personas de «género fluido», las cuales pueden ser de un género hoy y de otro mañana. Este fue el caso de este reo pedófilo quien se declaró mujer, consiguió su traslado a la cárcel de mujeres, violo a su compañera de celda, luego dijo que era un hombre y consiguió su traslado a la cárcel de masculina nuevamente.
Biológicamente es un hombre llamado Hobby Bingham y el hecho ocurrió en el estado de Washington en Estados Unidos.
El movimiento feminista tampoco ha defendido a estas presas que son víctimas de «hombres que se dicen mujeres».
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles ACLU, ha apoyado e impulsado la inclusión de reos transgénero a la cárcel de mujeres en el estado de New Jersey según el portal Daily Caller. En dicho estado ya han quedado en cinta dos mujeres presas, víctimas de abusos de hombres transgénero con quienes las han obligado a convivir.
Uno de los presos que ha hecho uso de esta pervertida herramienta ha sido Perry Cerf, quien asesinó a una mujer a patadas, aplastó su cráneo y bebió su sangre como el mismo declaró: «Como tengo un gusto muy inusual por la sangre, la bebí y lamí hasta llenarme». Él dijo que era mujer y fue trasladado a la cárcel de mujeres, su sentencia es de 73 años de prisión contando desde 2003.