(ACN/InfoCatólica) La imagen que Mons. Matthew Man-Oso Ndagoso ofrece de la actualidad en Nigeria es desoladora. «Desde hace catorce años, el país viene luchando contra Boko Haram, sobre todo en el noreste. Y mientras luchamos contra Boko Haram, sufrimos el problema del bandolerismo en el noroeste. Y mientras lidiamos con ello, tenemos el problema de los secuestros para pedir rescate, que cada vez son más numerosos. Y también afrontamos el antiguo conflicto con los pastores fulani».
Muchos de estos problemas no son nuevos, explica el Arzobispo de Kaduna durante una videoconferencia organizada por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), pero estos han adquirido recientemente mayores dimensiones.
La caída de Gadafi llevó armas a los fulani
El prelado explica un factor desencadenado por la intervención militar de Occidente en África:
«El bandolerismo es un viejo oficio de gente malvada que hace unas décadas utilizaban arco y flechas, mientras que en los últimos cuatro años, más o menos, han adquirido armas de fuego con las que su capacidad de destrucción ha aumentado exponencialmente. En cuanto al enfrentamiento entre pastores fulani y campesinos, se trata de un conflicto tan antiguo como nuestra región, pero también este problema ha adquirido en los últimos diez años una dimensión diferente. Los pastores solían estar armados con palos y arcos, ahora empuñan los kalásnikov que inundaron el país tras la caída de Gadafi en Libia».
El resultado, explica, es una inseguridad generalizada:
«No estás seguro en tu casa ni en la carretera, ¡ni siquiera en el aire! Así, hace dos meses, unos bandidos atacaron un avión en la pista de despegue de Kaduna, y durante casi dos meses no tuvimos vuelos».
Aunque los problemas provienen de diversos ámbitos, el Arzobispo Matthew no duda de quién es el culpable. «El Gobierno nos ha fallado completamente; es la ausencia de un buen gobierno lo que está causando esto. Los bandidos, Boko Haram y los secuestros son todos síntomas de la injusticia y la corrupción del sistema. A menos que lleguemos a la raíz del problema, estaremos librando una batalla perdida».
Y aunque el problema sea principalmente interno, Occidente, señala el arzobispo, también tiene culpa:
«Se necesitan dos para bailar un tango. Nuestros dirigentes roban nuestro dinero y se lo llevan a Occidente, a Suiza, París, Londres o Frankfurt. Si Occidente no aceptara ese dinero, lo dejarían en casa. Los gobiernos occidentales colaboran con nuestros líderes».
«Los sacerdotes católicos son objetivos fáciles»
Nigeria tiene, más o menos, la misma cantidad de cristianos que de musulmanes. Los primeros son mayoría en el sur y los segundos, en el norte. Los fulani son mayoritariamente musulmanes y los campesinos de Nigeria central son mayoritariamente cristianos, por lo que los conflictos entre ellos suelen atribuirse a la religión; pero eso es incorrecto», sostiene el Arzobispo.
«En el noroeste, los campesinos son mayoritariamente musulmanes, pero también ellos tienen conflictos con los fulani. A medida que se avanza hacia el cinturón central, la población se vuelve mayoritariamente cristiana, por lo que es más probable encontrarse con zonas de cultivo de los cristianos. La religión y la etnia son en Nigeria cuestiones muy delicadas que siempre se aducen por conveniencia, pero este conflicto no es principalmente religioso, de eso estoy absolutamente seguro. Si solicitas un trabajo y no lo obtienes, siempre puedes decir que te han rechazado por ser cristiano, y lo mismo vale para los musulmanes. Los oportunistas -como los políticos- utilizan esos factores en su propio beneficio, pero si vas a la raíz, descubres que tiene poco o nada que ver con la religión».
Lo mismo ocurre con el bandolerismo y los secuestros: los sacerdotes suelen ser un objetivo no por ser cristianos, sino porque los secuestradores creen que las Iglesias pueden pagar rescates para liberarlos, explica quien encabeza la Diócesis de Kaduna, que también se ha visto gravemente afectada por este problema.
«En los últimos tres años, siete de mis sacerdotes han sido secuestrados, dos han sido asesinados y uno lleva tres años y dos meses en cautividad. Cuatro han sido liberados. En cincuenta de mis parroquias, los sacerdotes no pueden vivir en sus casas parroquiales porque son objetivo de secuestros al ser considerados una vía fácil de obtener rescates. Yo ya no puedo realizar mis visitas pastorales como solía, y los sacerdotes no pueden acudir a los pueblos a celebrar la Misa. La gente no puede labrar sus campos, por lo que no puede alimentarse. Con esta inseguridad, la gente se ve privada de los sacramentos».
«Con un 30% de libertad religiosa ya estaríamos contentos»
Sin embargo, esto no significa que no haya discriminación religiosa en Nigeria, aclara el Arzobispo. Cuando se le menciona el hecho de la implantación de la sharía en muchos estados del norte, donde no hay un 100% de libertad religiosa, se ríe. «¿Un 100%? Con un 30% de libertad religiosa ya estaríamos contentos».
«La persecución religiosa en el norte es sistémica. Para poder practicar tu religión libremente, debería ser posible predicar en cualquier lugar, y eso no es posible en el norte. No puedo construir una iglesia, pues, aunque compre un terreno, no me conceden un permiso de obra y, por tanto, no puedo construir. En muchos de esos estados no permiten la enseñanza del Cristianismo, mientras que sus gobiernos emplean y pagan a los imanes para que enseñen en las escuelas. Todos los años tienen presupuesto para construir mezquitas, pero no permiten construir iglesias. En mi estado hay una universidad y enfrente, cinco mezquitas, pero ninguna iglesia. Queríamos construir una, pero no lo permitieron. Y si construyes una iglesia sin permiso, el Gobierno puede derribarla. Así es nuestra situación, que es grave. Queremos que nuestro Gobierno tenga que responder por sus actos y que la gente sea tratada con igualdad», explica.
Según el arzobispo de Kaduna, para que las cosas mejoren hay que educar a la gente para que tome decisiones más sabias cuando vota. Aquí, la Iglesia Católica ha puesto de su parte, explica:
«En las últimas elecciones hubo apatía entre los electores, pues la gente ha perdido la confianza en el sistema. Como líder, tengo que infundir esperanza en la gente. Tenemos la esperanza de que con el voto electrónico la transmisión de los resultados sea más segura y que, por tanto, la gente acuda en masa a votar. Hace cuatro años hicimos un resumen de la Doctrina Social católica sobre el bien común, que hemos utilizado para concienciar a la gente. En los últimos meses ha habido elecciones parciales, y el electorado se ha vuelto más sabio; ya no elige a cualquiera. Con la Doctrina Social de la Iglesia hemos demostrado que los políticos tienen que rendir cuentas».
ACN está muy implicada en Nigeria a través de un gran número de proyectos que van desde la construcción o reconstrucción de infraestructuras hasta el apoyo material a sacerdotes, seminaristas mayores y demás agentes pastorales. En 2021 la Iglesia católica de Nigeria recibió cerca de dos millones de euros en ayudas de ACN.