(GaudiumPress/InfoCatólica) Esta fue su orden explícita en la carta del 2 de junio, la cual estaba dirigida a los jóvenes que se preparan para ser sacerdotes. También extendió la orden para los diáconos.
El día anterior en una celebración eucarística había preguntado a los seminaristas ¿por qué llevaban puesta sotana y sobrepelliz?
Su carta explica: «no quiere que los seminaristas se presenten de una manera muy clerical». Según él, el uso de la sotana y sobrepelliz «transmite una imagen muy clerical y no se ajusta a la condición de los seminaristas que aún son fieles laicos».
«Por eso preciso mi deseo: no se permite el uso de sotana en el seminario; es la ley vigente. Por lo tanto, pido que esta ley se aplique fuera del seminario en la diócesis de Toulouse, incluso para los diáconos.
El seminarista debe dejar crecer en él la caridad pastoral y hacerse accesible a todos (…) antes de preocuparse por mostrar una identidad muy marcada».
Monseñor Kerimel explicó que su se basa en el canon 284, que dice que luego del diaconado, «los clérigos deben usar un hábito conveniente, de acuerdo con las reglas establecidas por la conferencia de obispos y las costumbres legítimas del lugar».