(Asia news/InfoCatólica) Junto con Mons. Zhang, la policía arrestó a 10 sacerdotes y 10 seminaristas. En la redada, las autoridades confiscaron todos los documentos y libros del seminario, que funcionaba en el piso superior de la fábrica de un parroquiano. También se confiscaron varios ordenadores, entre ellos el del tesorero diocesano. Los seminaristas fueron enviados a casa tres días después. Lo mismo sucedió con los sacerdotes en los días posteriores.
La ley china establece que el régimen de aislamiento y la detención de una persona sin cargos no pueden exceder los tres meses. Sin embargo, Mons. Zhang lleva un año detenido en un lugar desconocido. A diferencia de otros casos similares, al obispo ni siquiera se le permitió ir a su casa por un día durante el Año Nuevo Lunar. La policía sólo autorizó que dos miembros de su familia lo visitaran durante la festividad. La reunión duró unos pocos minutos y tuvo lugar en presencia de un oficial.
En vista de ello la comunidad católica de Xinxiang espera una pronta liberación de Mons. Zhang, aunque tanto fieles como sacerdotes están sumamente preocupados por su salud física y mental.
El Vaticano que pactó con los perseguidores, calla
Se desconoce si el Vaticano, que firmó un acuerdo con el gobierno dictatorial comunista que sigue persiguiendo a los católicos chinos fieles a Cristo, ha hecho alguna gestión par liberar al obispo confesor de la fe. Der ser así, la Santa Sede ha optado por el silencio. El mismo que le llevó a no condenar públicamente el arresto del prelado.