(Aica/InfoCatólica) El pontífice invitó a los rectores a leer y afrontar los cambios de época con reflexión y discernimiento, «sin prejuicios ideológicos, sin miedo ni huida, o peor aún, conformismo» y precisó: «Las ideologías destruyen porque nos hacen ver sólo un camino y nos cierran el panorama universal» y les aconsejó a «tener cuidado de no caer en estas actitudes ideológicas que destruyen, hacen tanto daño. Incluso en la Iglesia las tenemos, tantas ideologías, a veces, que no hacen ningún bien».
«Tenemos que decirnos la verdad: estamos en crisis. Y la crisis no es algo malo, no es una cosa mala: la crisis es buena, porque la crisis nos hace crecer, nos hace tener opciones para crecer. El peligro es cuando la crisis se convierte en conflicto: el conflicto se cierra y destruye», expresó el Papa y alertó del riesgo de generar entre los jóvenes un clima de «desánimo» y de «pérdida de confianza»
«Los años de la pandemia, la propagación de la «tercera guerra mundial en pedazos» en Europa, la cuestión medioambiental global, el crecimiento de las desigualdades, nos desafían de forma acelerada y sin precedentes».
Este «escenario se encuentra por delante de las generaciones más jóvenes, corriendo el riesgo de generar un clima de desánimo y desconcierto, de pérdida de confianza, y lo que es peor, de acostumbramiento».
El Santo Padre explicó a los rectores que se debe aprender a vivir en crisis, como lo hacemos ahora, y sacar adelante a los jóvenes: «Esta es una de las cosas más bellas que podemos hacer: cómo vivir y superar la crisis, para que no se convierta en conflicto», les dijo.
Por eso pidió «una gran inversión educativa». Precisamente, recordó, el Pacto Mundial por la Educación, que es un proyecto de trabajo conjunto a escala mundial, en el que participan las principales religiones hasta las instituciones internacionales, pasando por los centros educativos individuales.
«Firmando con este espíritu el documento sobre la fraternidad humana en Abu Dhabi el 4 de febrero de 2019, acordamos que «nos importa una educación integral que se resume en el conocimiento de uno mismo, del hermano, de la creación y de la Trascendencia», explicó.
La mediocridad
Al referirse a otros aspectos de la vida universitaria, Francisco fue crítico con la universidad que llena solo de nociones la cabeza de los alumnos: «A veces, algunas universidades -pienso en algunas que conocí- arrastran el legado universitario de la Ilustración, que es llenar la cabeza de ideas, hacer «macrocéfalos», y eso no ayuda».
Y en otro momento dijo: «Los estudiantes no se conforman con la mediocridad, con la mera repetición de datos, ni siquiera con una formación profesional sin horizonte».
El Papa subrayó la movilización de jóvenes estudiantes investigadores «con el objetivo de construir respuestas nuevas y eficaces, superando viejas incrustaciones ligadas a una cultura estéril de competencia por el poder».
De ahí que Francisco instó a promover la excelencia, y esto significa ayudar a los jóvenes que lo merecen y carecen de medios para estudiar. Asimismo, invitó a acoger y ayudar a estudiantes e investigadores, «víctimas de la persecución, la guerra y la discriminación en diversos países del mundo».
Finalizando sus palabras el pontífice mencionó que estamos a pocos años del Jubileo de 2025. «El lema del próximo Jubileo de 2025, recordó Francisco, ‘Peregrinos de la esperanza’, puede expresar entonces este compromiso convergente, la tensión hacia objetivos compartidos de vida, bondad y fraternidad. Este es mi deseo y mi agradecimiento al Comité de Coordinación Regional de las Universidades del Lacio».