(Fides/InfoCatólica) «Buscamos a aquellos candidatos que prioricen la vida y la dignidad de la persona humana; que protejan la familia, la comunidad y fomenten la participación; que defiendan los derechos y cumplan con las responsabilidades; que demuestren una opción preferencial por los pobres y vulnerables; que defiendan la dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores; y que trabajen por la solidaridad y el cuidado de la creación de Dios», ha dicho Mons. Pablo Virgilio S. David, obispo de Kalookan, Presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (ndr:también conocido como «Obispo Ambo») en una carta pastoral fechada el 27 de marzo.
Según el obispo, el país necesita «líderes y legisladores competentes, con intenciones sinceras, que se pongan al servicio del bienestar de nuestras comunidades, es decir, de los municipios, las ciudades, las provincias y el país entero». Las elecciones del 9 de mayo del 2022 son de gran importancia. «Es el momento en que elegimos a las personas a las que confiamos nuestra vida y el futuro – ha escrito el Obispo -. Todos los que aspiran a cargos electivos en las elecciones locales y nacionales deben mostrar amor por el país».
«Debemos mejorar la vida de nuestro pueblo, especialmente de los pobres y vulnerables. Esta es la principal responsabilidad de un servidor público», ha continuado el obispo. «Las elecciones no se refieren sólo a los candidatos y a los votantes. Todos nosotros, sea cual sea nuestra situación en la vida, nos veremos seguramente afectados por los resultados de las elecciones. Cada voto es importante, tan importante que se busca, se compra o incluso se roba. Nuestro voto es nuestra voz y nuestra decisión. Cuando vendemos nuestro voto (ndr:práctica habitual en Filipinas), perdemos nuestra voz y nuestra decisión. Es como renunciar a nuestra libertad y a nuestro futuro», afirma en la carta.
Todas las personas «deberían recordar que explotar la pobreza y la vulnerabilidad de la gente para ganar votos o promover el propio beneficio egoísta es una grave ofensa a Dios», ha reiterado.
«No olvidemos que el bienestar de todos es responsabilidad de todos. Todos nosotros, votantes o no, tenemos un papel importante que desempeñar. Todos tenemos algo con lo que contribuir al bienestar de nuestra nación».
El Presidente de la CBCP ha instado a identificar a los candidatos que «ponen el bienestar de la nación por encima de sus propios intereses» y ha recordado que «nuestro compromiso y preocupación por los demás no termina con las elecciones». A continuación, invitando a todos a seguir la propia conciencia, y ha mantenerse «informados y correctos», el prelado escribe:
«Aunque haya muchos obstáculos y desafíos para garantizar el bienestar de nuestro país, no nos dejemos abrumar por los miedos o las amenazas. No podemos quedarnos paralizados por el mal o por nuestros propios fracasos. Defender el bien es una lucha contra el mal. No abandonemos la búsqueda de la verdad y nuestra preocupación por el bien común».
Además ha pedido que se vigile a «quienes utilizan la violencia, el dinero y el poder, u otras formas de engaño; a quienes difunden la mentira y el odio; a quienes manipulan a la gente en su propio beneficio; y a quienes se aprovechan de los débiles y vulnerables». Tras reiterar que «todos queremos unas elecciones justas», ha instado a seguir rezando y haciendo el bien al prójimo, pidiendo a los católicos que participen en las votaciones y que luchen contra la indiferencia, ya que «no podemos construir el futuro sin implicarnos».
Tras instar a una «transformación gradual de nuestra cultura política», ha lanzado un llamamiento a todos los candidatos, a sus partidos y partidarios, a todas las instituciones civiles y eclesiásticas, a los medios de comunicación y a los hermanos de otras confesiones, para que se unan a fin de garantizar que las elecciones sean limpias, honestas, precisas y pacíficas. «La transformación de la forma de hacer política requiere un cambio de corazón, de actitud y de prioridades. Esta es también la invitación de la Cuaresma: la conversión y la reconciliación con Dios», ha concluido el obispo.