(CNAd/InfoCatólica) La semana pasada la madre Catalina, abadesa del convento aseguró que se iba a proceder a su cierre y las razones del traslado de las monjas :
«El visitante encontró todo en orden, excepto que no estamos vacunadas. Sabía de la visita del obispo Bassetti, pero no conocía los motivos. En el decreto se subraya mi comportamiento inadecuado: ¿debí obligar a mis hermanas a hacer algo que no querían hacer, a riesgo de una denuncia?»
El convento estaría en orden espiritual, económica y litúrgicamente. La abadesa entrevistada por La Bussola detallo el proceso y los motivos que le adujeron:
«La visita apostólica tuvo lugar poco después de mediados de febrero, el informe se envió inmediatamente después y ahora estamos esperando la respuesta de la congregación para los institutos de vida consagrada».
Pero, ¿quién solicitó la visita?
No me lo dijeron. Me enteré por el cardenal Bassetti, arzobispo de Perugia.
¿Cuándo se enteró?
«Fui a verle para firmar un documento, pero me dijo que no podía firmarlo por mí porque había una visita apostólica en curso. Me quedé atónita. «¿Qué hemos hecho?», le pregunté.
«Cuando se les preguntó sobre la vacunación, enseguida dijeron que no, así que decidimos tomarnos un tiempo; en octubre, el problema volvió a aparecer. El médico del monasterio me volvió a preguntar y yo volví a decir que no».
¿Son todas ancianas?
No, no todas somos ancianas.
¿Y han tenido covid durante estos dos años?
No, siempre hemos gozado de una excelente salud.
La archidiócesis dice no tener constancia
Presionados por los medios de comunicación, la Archidiócesis de Perugia-Città della Pieve señaló en un comunicado lo obvio, que la responsabilidad sobre los religiosos recae en la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Para una visita apostólica y para casi todo.
Por lo tanto, la archidiócesis, no puede decir nada con certeza «sobre el cierre inminente del convento, y menos aún sobre el hecho de que el motivo de un posible cierre sea la no vacunación contra el COVID-19 de las monjas allí presentes».
La archidiócesis subrayó que el cardenal Bassetti «nunca ha comentado los asuntos internos del convento, ni las cuestiones relacionadas con la vacunación de las monjas».
La archidiócesis rechazó las «insinuaciones periodísticas» (ndr:en realidad son afirmaciones de la abadesa) de que las monjas eran trasladadas porque se negaban a ser vacunadas.
El comunicado del 24 de marzo también subraya que el cardenal aún no ha recibido informes sobre el estado espiritual, litúrgico y económico del convento.
La archidiócesis dijo que el monasterio era «propiedad de la Orden Benedictina, que tiene el derecho exclusivo de decidir sobre su posible destino o disposición tras el cierre del monasterio». Por lo tanto, cualquier implicación de la archidiócesis a este respecto carece de fundamento.
El comunicado también subraya «lo preciosa que es la presencia monástica para la vida de la Iglesia y cómo siempre ha tratado de acompañarla con paternidad y respeto, promoviéndola en toda su riqueza carismática».
«Por lo tanto, sólo puede vivir este momento con dolor, que, en lugar de fortalecer la unidad y la comunión eclesial, la hiere con noticias e insinuaciones que no se corresponden con la realidad», concluye la archidiócesis.
Esperar acontecimientos
Lógicamente quien debe pronunciarse sobre los motivos es la Congregación y la visitadora, que, según también La Bussola no ha podido ser contactada.
¿Quién se lo dijo?
La visitadora. (La Brújula intentó comunicarse con la religiosa, pero el monasterio de clausura sólo tiene contestador automático, ed.)