(Asia News/InfoCatólica) El último caso es el de Merab, una adolescente de 15 años que fue la segunda víctima en pocos días de un secuestro en Karachi, en una amplia zona que se denomina Orangi Town, poblada por unas 1200 familias cristianas. «Mi hija es menor de edad y es inocente», denuncia Sumaira, la madre de la niña secuestrada el 7 de marzo de 2022 por un ex convicto llamado Noman.
Hasta el momento han detenido a tres cómplices, pero el secuestrador sigue en libertad y Merab todavía está con él. «Pedimos al primer ministro Imran Khan y al gobierno de Sindh que tomen medidas serias contra los delincuentes. Noman nos está amenazando y ha dicho que nadie puede hacer nada contra él», sigue diciendo Sumaira, quien también pidió a todos los cristianos que rezaran por su hija para que pueda volver a casa sana y salva.
Poco más de una semana antes, el 25 de febrero, en el mismo barrio fue secuestrada Mariam, otra joven de 18 años. Desapareció cuando se dirigía al centro de formación en el hospital Bakai donde asistía a clase. Es una estudiante brillante de segundo año de obstetricia y una ayuda fundamental para su madre viuda y sus hermanos y hermanas menores. No tenía relación con ningún muchacho e incluso le decía a su hermana mayor que no hablara con extraños porque «en estos días no se puede confiar en nadie».
Luego está Persicla, la tercera adolescente cristiana de 15 años secuestrada, en este caso delante de sus padres en su casa de Sumundhari, en Faisalabad. Dilawar, el padre de la niña, dijo que estaban durmiendo en su habitación cuando un musulmán, Muhammad Qasim, irrumpió en su casa y, tras secuestrarla, los amenazó de muerte si informaban a alguien.
Naveed Lazar, activista de derechos humanos y secretario de información de la Asociación Cristiana de Pakistán, explica que en los últimos meses 7 niñas cristianas han sido secuestradas en la misma zona de Orangi Town y cerca de 120 jóvenes fueron convertidas por la fuerza al Islam en los últimos cinco años. Este tipo de violencia está dirigido principalmente contra las familias más pobres. Lazar condenó esta escalada de incidentes y pidió a las autoridades que actúen de inmediato para garantizar su seguridad.