(ACN/InfoCatólica) El padre Viaczeslaw Grynevytsch, sacerdote palotino, es el presidente de Caritas Spes. El sacerdote habla con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) sobre el trabajo que viene realizando y la situación del país tras dos semanas de guerra.
¿Dónde se encuentra en este momento?
Hace unos días estaba en Kiev, pero hemos decidido trasladarnos a otro lugar más seguro, donde nuestro equipo pueda estar unido. Ahora estamos cerca de la región de Ivano-Frankivsk, en el oeste. Desde aquí operaremos.
¿Cómo era la vida en Kiev cuando se fue?
La situación era muy complicada. No era tanto el peligro de las bombas, lo más difícil era pensar qué haríamos si teníamos cortes de comunicación, de internet o de electricidad, porque ya habíamos tenido algunos problemas con la conexión a internet. También tuvimos problemas con la falta de alimentos en los supermercados. En Kiev atendíamos a 27 madres y niños, pero les ayudamos a trasladarse a la frontera con Polonia. Así que, finalmente, del equipo de Caritas quedamos solo cuatro. Cuando me di cuenta de que mi presencia en Kiev ya no era necesaria, nos fuimos.
¿Sigue siendo posible llevar la ayuda de emergencia a la capital?
El sistema de trenes todavía funciona bien. Podemos evacuar a la gente en tren, darles apoyo en Leópolis, y prestar ayuda en Kiev. Estamos utilizando algunos almacenes que tenemos en Kiev y nuestros voluntarios distribuyen alimentos a la gente. Para grupos más grandes de personas, podemos utilizar nuestro autobús y entregarles alimentos, pero hemos tenido problemas con personas aisladas, como los casos de una o dos personas que se quedaron en su casa. Sólo hay dos puentes abiertos entre el este y el oeste de Kiev, y las filas para trasladar a la gente duran tres o cuatro horas. Es un problema logístico. Pero intentamos organizar un sistema distribuyendo un día en un lado y al siguiente en el otro. Tenemos que ser muy flexibles porque cada día la situación cambia.
Antes nos concentrábamos más en la ayuda humanitaria, como la distribución de alimentos, medicinas, artículos de higiene. Pero ahora tenemos que concentrarnos más en la evacuación, porque recibimos llamadas de personas en las estaciones de tren, metro, refugios o en otros lugares, y tenemos que apoyarlas logísticamente, viendo a dónde podemos evacuarlas. Estamos tratando de hacerlo durante la siguiente fase.
¿Qué hay de las zonas de Ucrania que ya están ocupadas por las tropas rusas? ¿Tienen acceso a ellas?
Estamos esperando a que abran el corredor humanitario para apoyar a la gente en Mariúpol. Estamos en comunicación con la Cruz Roja, pero no podemos garantizar la seguridad, que es un problema. El sistema bancario sigue funcionando, así que de momento estamos intentando colaborar con las unidades locales de Caritas Spes, apoyándolas con transferencias de dinero, para que puedan comprar cosas, como alimentos, pañales y medicinas. Intentaremos apoyarles con ayuda humanitaria, pero de momento es difícil.
Hemos visto muchas imágenes de familias separadas, ya que las mujeres y los niños son evacuados y los hombres se quedan para luchar. ¿Los hombres que se han quedado en Ucrania están recibiendo algún tipo de ayuda psicológica? ¿Y los que se van?
Esto es realmente muy importante, pero en este momento no estamos preparados para ello. De momento tenemos que evacuar a la gente, apoyarla con comida, seguridad, medicinas, también protegerla en la frontera, porque mucha gente está invitando a las mujeres a su casa. Pero tenemos que estar 100% seguros de su seguridad y tener en cuenta que algunas personas podrían tener segundas intenciones; así que necesitamos velar por la protección contra diferentes tipos de violencia. El siguiente paso será la ayuda psicológica.
Hemos visto muchos ejemplos de sacerdotes y religiosas que se quedan para ayudar a la gente. ¿Qué importancia tiene el apoyo espiritual en un momento así?
El soporte espiritual también sirve de apoyo psicológico. He podido ver cómo la oración es muy importante para ellos. Cuando empezaron los bombardeos, fueron al refugio antibombas y lo primero que hicieron fue rezar juntos. Era el único tipo de apoyo que tenían. Estando con ellos, como sacerdotes, intentamos hablar de Dios, de la espiritualidad, y abrimos nuestra iglesia.
Esta es también una forma de enriquecimiento ecuménico, porque la Iglesia católica latina en Ucrania es un grupo muy pequeño, sólo somos el 1% de la población. Sin embargo, hemos invitado a la gente a nuestra casa, sin cuestionar ninguna denominación religiosa. En este centro donde estamos ahora, hay unas 300 mujeres y niños, algunos de ellos son protestantes, pero preguntaron si podían participar en la santa misa. Como sacerdote dije que no había problema, que estábamos abiertos. Para mí es importante que pueda servir como sacerdote, y es mi deber apoyarlos a través de mi servicio y la vocación que Dios me dio.