(La Tercera/InfoCatólica) Montero Vega es profesora titular del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente, Facultad de Medicina y del Centro de Estudios de Ética Aplicada, Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
En una entrevista concecida a La Tercera, la ginecóloga pretende que se pueda obligar a sus compañeros de profesión a matar a los no nacidos bajo el argumento de que la objeción de conciencia no puede estar por encima del derecho de la mujer a deshacerse de su hijo, el cual no es una persona.
¿Esta figura (ndr:objeción de conciencia) ha sido relevante a la hora de implementar esta Ley?
Esta ha sido una de las principales barreras para el acceso a la interrupción del embarazo. La objeción de conciencia derivaría de la libertad de conciencia, pero las personas, en este caso el personal de salud, pueden ejercer su derecho siempre y cuando no vulneren el derecho de otros, en este caso de las mujeres, ese es el límite. Y eso es lo que hay que discutir respecto de la objeción de conciencia. La investigación que hicimos sobre este tema mostró que la mayor cantidad de objetores se presenta en la causal de violación. Cuando se discutió la Ley me preguntaba ¿cómo se puede dudar sobre legislar sobre un embarazo por violación? Pensaba que era la causal que menos problemas debería dar y hasta hoy ha sido todo lo contrario. Es allí donde se encuentra la mayor cantidad de objetores de conciencia.
¿Quiénes son y cómo se comportan estos objetores?
Lo que hemos podido observar es que hay objetores de conciencia que podríamos llamar ‘verdaderos objetores’ quienes no obstaculizan la Ley y que cumplen con lo que está establecido. Pero también han aparecido los ‘falsos objetores’ de conciencia, que no tienen una objeción de conciencia declarada, pero sí se permiten hacer comentarios disuasivos a la mujer con la intención de que cambie de opinión. Hay otros que se declaran objetores de conciencia sin tener una convicción moral. Pero como existe un estigma respecto del aborto entonces les resulta más fácil declararse objetor y así evitan hacer el papeleo, enfrentarse a quienes sí lo son, etc., lo que se llama ‘objeción por conveniencia’.
¿Tú crees que la objeción de conciencia no debería existir como un derecho?
Yo creo que este tema debe revisarse porque mi derecho (como médico objetor) no puede correr si con él vulnero el derecho de otros, sobre todo en una institución pública. No es que la objeción de conciencia sea un derecho per se, en el proyecto de ley se estableció así. Y ahora en la nueva Constitución esto es algo que se debería considerar. Cosa distinta es la libertad de conciencia, la que sí debe respetarse.
¿Por qué? ¿Cuál sería la diferencia entre libertad de conciencia y objeción de conciencia?
La libertad de conciencia me permite negarme a realizar acciones que van a dañar a otros, por ejemplo médicos profesionales que sean forzados a participar en torturas; porque sé que ahí estoy dañando al otro. El objetivo de mi derecho a la libertad de conciencia es evitar el daño a otros, a diferencia de lo que ocurre con la objeción de conciencia, que cuando me declaro objetora, estoy vulnerando el derecho de las mujeres.
Pero ese es el mismo argumento que esgrimen quienes se oponen al aborto: «no dañar al que está por nacer»
Eso quedó zanjado con la discusión de la Ley. En Chile al feto no se le considera persona. Durante todo el proceso de desarrollo de la ley, en mi imaginario siempre he visto a la mujer empequeñecida y el feto transformándose en un ícono gigante, que opacaba los derechos de la mujer. Entonces no podemos perder el norte, aquí estamos abogando por los derechos de las mujeres, estas personas que están en la Tierra, que están viviendo ahora. Esa es la sutileza con la libertad de conciencia y la objeción de conciencia. Sí creo que tiene que haber libertad de conciencia y pensamiento pero, a diferencia de la objeción, para garantizar derechos de los otros y a su vez me permita retraerme de realizar una acción cuando daño a una persona.