(Asia News) En un informe publicado hace pocos días, previo a la 49ª sesión ordinaria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que se celebrará del 28 de febrero al 1 de abril, el experto plantea su «preocupación» por «la continua represión de las minorías religiosas», incluyendo detenciones arbitrarias.
Entre las violaciones de derechos humanos que describe el informe de la ONU se cuentan los «cierres forzosos» de los lugares de culto, especialmente de iglesias domésticas, so pretexto de presuntas violaciones «de la seguridad nacional». Rehman volvió a exigir «la liberación de estas personas que fueron detenidas por el solo hecho de ejercer «el derecho a la libertad de opinión, expresión, asociación y asamblea pacífica». Al mismo tiempo, subraya que, en la práctica, no se ha cumplido la afirmación del gobierno de que «se respeta a las minorías» y que «los cristianos, los judíos y los zoroastrianos son libres de practicar los ritos de su religión tal como marca el artículo 13 de la Constitución».
La confirmación de las denuncias de abusos y violaciones de la libertad religiosa proviene de los activistas de Article18, un sitio web dedicado a documentar la represión en la República Islámica. En los últimos días, un grupo de cristianos conversos fue obligado a someterse a sesiones de «reeducación», asistiendo a clases y seminarios impartidos por expertos musulmanes. Cabe recordar que estas mismas personas habían sido absueltas en noviembre de 2021 luego de ser acusadas de violar la ley y realizar propaganda contra el Estado.
El grupo de cristianos procede de Dezful, en el oeste del país. En plena noche, fueron contactados por agentes de inteligencia pertenecientes al Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos (Pasdaran) para pedirles que se presentaran en sus oficinas a la mañana siguiente. A pesar de las advertencias de los abogados de no responder a la citación, parte del grupo se presentó. Las personas fueron sometidas a una especie de adoctrinamiento. Los funcionarios les dijeron que habían sido «engañados» sobre su fe y que pronto se organizarían diez sesiones con líderes islámicos para «guiarlos por el camino correcto».
A menos que las autoridades cambien de opinión a último momento, el grupo de cristianos tendrá que participar en grupos de trabajo cuyo objetivo de fondo es convertirlos. Una medida que constituye una flagrante violación de la libertad de culto contemplada en las normas y tratados internacionales que Teherán ha suscrito. Las sesiones de «reeducación», explican los activistas, se han vuelto cada vez más comunes en los últimos años. Incluso aparecen en la lista de «castigos correctivos» en los documentos judiciales oficiales. En al menos 12 de los 38 casos de persecución o violencia registrados en 2021, los Guardianes de la Revolución fueron los responsables directos de arrestos, allanamientos de viviendas o iglesias domésticas y confiscación de bienes.
La ONG International Christian Concern (ICC), con sede en Estados Unidos, señala que «las clases obligatorias de reeducación islámica entran en conflicto con las sentencias» del tribunal de Dezful, según las cuales el grupo «sólo se ha convertido a una religión diferente». Los jueces, concluye la nota de la ICC, dictaminaron que la apostasía «podría» ser castigada según la Sharia, la ley islámica, pero «no constituye un delito» según las normas de la República de Irán; excluyendo el delito de propaganda hacia otros grupos (religiosos).