(GaudiumPress/InfoCatólica) El secretario personal de Benedicto XVI, monseñor Georg Gänswein, participó en una entrevista junto a Andreas Thonhauser de EWTN, en la que compartió varios detalles acerca de la respuesta del Papa emérito frente al reciente y muy publicitado «Informe sobre abusos de la Arquidiócesis de Múnich».
El prelado habló sobre la labor precursora que el papa Benedicto XVI desempeñó dentro de la Iglesia contra peste de los abusos y hasta frente a ciertas autoridades vaticanas. Asimismo, comentó que actualmente el Papa emérito se encuentra bien, y que el hecho de haber respondido significó quitarse un peso de encima.
Respecto a una reunión en 1980 donde se transfirió un sacerdote abusador de la Diócesis de Essen a la Arquidiócesis de Múnich, en la que el cardenal Ratzinger estuvo presente, monseñor Gänswein corroboró que dicha participación se trató de un error humano no intencional.
Cabe destacar también que, en la reunión en cuestión, a este sacerdote no se le concedió ningún cargo pastoral, puesto que fue recibido principalmente para tratamiento terapéutico en la Arquidiócesis, en solicitud de la Diócesis de Essen. Durante la reunión, el único punto a tocar fue si dicha petición debía ser aceptada o rechazada. Sin embargo, la razón por la que el sacerdote necesitaba tratamiento no fue explicada. El Papa emérito, entonces, votó positivo para su terapia.
Monseñor Gänswein también comentó acerca de varios antecedentes de la participación del cardenal Ratzinger dentro del desarrollo del Informe de abusos de la Arquidiócesis de Múnich.
A Benedicto le fue solicitada su participación dentro del informe, la cual aceptó sin vacilar puesto que, como él mismo dijo, no tenía nada que ocultar. Recibió entonces unas 20 páginas con preguntas sobre el tema y le indicaron que tenía la opción de consultar la documentación sobre la que se habían basado para crear todas las consultas.
Un profesor en Roma revisó la documentación en cuestión, pero dado que estaba en formato digital y no podía copiar y pegar, tuvo que hacer sus apuntes tomando notas en los márgenes. Esta información no fue entregada para los estudios voluntariamente, sino después de ser solicitada.
Posteriormente, todo el material se dispuso en orden lógico según las preguntas. Entonces, Benedicto revisó el primer borrador de respuesta, en el cual se encontraba el error que todos habían pasado por alto. La respuesta final contaba con un total de 82 páginas.
Entre otras de sus declaraciones, el arzobispo Gänswein informó que fue el propio cardenal Ratzinger quien decidió que dentro de su respuesta se incluyese una carta personal de él y un documento más jurídico.
Dice Gänswein que, en dicha carta, Benedicto expresó su dolor por haber sido marcado como mentiroso y que fue escrita en presencia de Dios, lugar donde pronto se encontrará el Papa emérito debido a su avanzada edad.
El prelado indica que la posición de Benedicto frente al tema de los abusos siempre fue la misma: «Siempre ha estado convencido de que la transparencia y la claridad eran necesarias. De que había que llamar a las cosas por su nombre; de no encubrir nada. Y lo hizo junto con Juan Pablo II, procurando que sus acciones se siguieran de sus convicciones».
Por la acción definitiva de Ratzinger, en el Vaticano, «hubo un cambio de mentalidad, al que, como era necesario, siguió un cambio a nivel legal».
A dichos cambios, «hubo reticencias internas. Había una resistencia que se mostraba muy abiertamente. Pero [Ratzinger] siempre supo que esa resistencia podía y debía ser superada con la ayuda del Papa Juan Pablo II, y así fue, gracias a Dios».
Benedicto XVI siempre estuvo decidido sobre dichas modificaciones, tanto en la Congregación para la Doctrina de la Fe, como en su etapa siendo Papa de la Iglesia.
Añade también su secretario que existía cierta animadversión hacia Ratzinger de cierta parte del clero, la cual se negaba a conocer y reconocer los hechos reales.
Finalmente, monseñor Gänswein compartió que, recientemente, pudo leer los textos que recibieron aprobación del Camino Sinodal. A este respecto, afirmó que «si quiere una Iglesia diferente, por llamarla de algún modo, que ya no se base en la Revelación, y si quiere una estructura diferente de la Iglesia que ya no sea sacramental, sino pseudo democrática, entonces debo ver que esto ya no tiene que ver con la comprensión católica, con la eclesiología católica, con la comprensión católica de la Iglesia».