(Fides/InfoCatólica) Monseñor Ravasi, haciendo una veloz panorámica histórica, destacó como San Juan Damasceno, en el siglo IV, decidió que para explicar a un pagano que cosa es la fe basta llevarlo al templo y, sin discursos, hacerle contemplar las obras de arte. La Iglesia católica ha dado un notable desarrollo, impulso y apoyo al progreso del arte, sobre todo del tipo visivo. Nunca quiso hacer un “arte de estado”. Bastaba tomar y reflexionar sobre la verdad y la Biblia para tener un camino hacia la realización de la obra.
El Concilio Vaticano II afirmó la importancia del arte diciendo que “el mundo necesita del arte para no oscurecer. El arte es como la verdad porque da mucha alegría y reúne a las generaciones”. Mirando al mundo actual, monseñor Ravasi lanzó un grito de alarma: “existe un divorcio entre arte y fe. Por un lado el arte está dirigiéndose hacia formas de experimentación sofisticadas, a veces incompresibles y finalizadas en sí mismas, autorreferenciales y frecuentemente sólo provocadoras. Pero sobre todo ha dejado de lado el código religioso.
Por otra parte la Iglesia ha descuidado el arte, se ha dedicado a simples y económicas formas de artesanado, dando con demasiada frecuencia ejemplo de fealdad”.
Sobre tal alarma, también Antonio Paolucci, director de los Museos Vaticanos, quiso agregar su punto de vista sobre la Iglesia hoy, afirmando que “esta ha perdido su rol de gran comitente para el arte. Mientras las iglesias construidas en el pasado son un lugar por excelencia de la belleza, de los colores, de la armonía, hoy, donde la gente vive ya en lugares, casas y ciudades feas, cuando entras en las iglesias construidas recientemente uno se encuentra en lugares feos, grises, opacos. La Iglesia puede y debe recuperar su rol a favor del arte”.
Frente a esta situación, fue evidenciado el sentido del encuentro del 21 de noviembre del Papa con los artistas provenientes de 5 continentes y seleccionados con cierta dificultad, vista la variedad del significado y de las formas modernas de arte.
Las invitaciones, que por ahora son 500, han sido divididas, explicó monseñor Pasquale Iacobone, oficial del Pontificio Consejo para la Cultura, en cinco categorías: pintores y escultores; arquitectos; poetas, literatos y escritores; músicos y cantantes; actores y operadores del cine y del teatro. Por ahora han respondido cien de ellos. “Con este evento queremos retomar y reforzar la alianza entre arte y fe – concluyó monseñor Ravasi –, y sobre todo porque para salir de esta pobreza debemos invertir en la formación, en particular de los futuros sacerdotes y religiosos, que serán los futuros comitentes de las obras de arte”