(Asia News/InfoCatólica) Los fugitivos escapan de los campos de batalla de Siria e Irak hacia un destino en Occidente, especialmente Europa o Estados Unidos, donde podrán construir una nueva vida con la cobertura de documentos falsificados. La extensa investigación publicada hoy por The Guardian habla de una «industria online en fuerte expansión» que proporciona visas oficiales y timbrados de viaje cada vez más perfectos y difíciles de detectar incluso para el observador más atento.
La investigación de los periodistas del diario británico destapó una red dirigida por un uzbeko que opera desde hace tiempo en Turquía y en más de 10 oportunidades habría conseguido facilitar pasaportes falsos a los milicianos, y abrirles las puertas del Reino Unido, la Unión Europea, EE.UU. y Canadá. Los países europeos siguen siendo los destinos más populares, pero en al menos dos casos los viajes que comenzaron en Estambul terminaron en México gracias a dos documentos rusos falsos. Y de México luego se trasladaron a Estados Unidos cruzando ilegalmente la frontera. Otros destinos populares son Níger y Mauritania, así como Ucrania y Afganistán, actualmente en manos de los talibanes.
Los pasaportes falsificados, pero cuya semejanza con el original es cada vez más perfecta, pueden costar hasta 13.500 euros. «En muchos casos - afirma The Guardian - las personas que cruzaron ilegalmente la frontera siria con Turquía» recurrieron luego al ciudadano uzbeko con profundos vínculos y conocimientos de la galaxia yihadista -especialmente del Isis- para «salir utilizando el aeropuerto de Estambul». El negocio se está expandiendo cada vez más, a tal punto que el traficante ha abierto un nuevo canal especial en la app de mensajería Telegram, con el nombre oficial de «Istanbul Global Consulting».
El fenómeno también es conocido por el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU., que informa sobre un «proveedor particular en Turquía que proporciona a los miembros del ISIS documentos de muy alto nivel [muy bien falsificados]». La fuente, bajo condición de anonimato, también añade que el ciudadano uzbeko utiliza interlocutores en el territorio que hablan ruso, árabe y otros idiomas, para poder captar el mayor número posible de personas entre los milicianos que huyen. Y cuando llegan a Europa «las agencias de seguridad no consiguen arrestarlos».
Interpelado por los autores de la investigación con el pretexto de un pasaporte falso, el ciudadano uzbeko dijo que no pregunta si su cliente pertenece o no a un grupo cuando le encargan un documento. «Estoy dispuesto -añadió- a trabajar con cualquiera. No es mi trabajo saber quién es malo y quién no. Los servicios de seguridad deberían ocuparse de ese tema».
Funcionarios de inteligencia en Occidente recuerdan que en 2015 el Estado Islámico había logrado obtener un cierto número de pasaportes sirios e iraquíes en blanco para infiltrar a sus agentes y milicianos entre los millones de refugiados que buscaban seguridad en Europa, durante las fases más agudas de la crisis migratoria. Después de un tiempo, el grupo yihadista reivindicó sangrientos atentados en el continente, como el ataque al Bataclan de París en noviembre de 2015 y el Manchester Arena en 2017. Desde entonces, las agencias fronterizas han invertido en tecnología y capacitación del personal para identificar mejor los pasaportes falsos. En 2020 Tayikistán renovó por completo los empleados de su consulado de Estambul y el sistema de concesión de documentos para eliminar el uso de pasaportes tayikos falsos.
