(InfoCatólica) El conocido bloguero tradicionalista norteamericano, P. John Zuhlsdorf, ha difundido imágenes de hace dos años, en las que se observa al Card. Cupich, arzobispo de Chicago, participando en una celebración tradicional china de carácter pagano denominada la «Danza del León».
Antes de celebrar la Eucaristía en el gimnasio del colegio católico de Mundelein (Illinois) en enero de 2020, el cardenal, revestido de mitra y casulla de color rojo, con el báculo episcopal en la mano y rodeado de varios sacerdotes y un diácono también revestidos, esperaron a que un muñeco de león chino hiciera su baile en el gimnasio y se acercara a ellos. A continuación, el cardenal puso la mano sobre el león, en gesto de bendición, y dijo: «Que la buena suerte descienda sobre tu cabeza, la luz milagrosa brille en tus ojos y tus oídos capten sonidos de todas las direcciones. La mayor, más favorable y más propicia suerte y grandes beneficios sean contigo durante todo el año, desde el comienzo hasta su final».
El colegio tituló el vídeo «Baile del León y bendición». Los leones son criaturas legendarias en la mitología china, como símbolo de fuerza y sabiduría. En el año nuevo chino suelen celebrarse bailes y procesiones que incluyen leones y dragones movidos por varias personas situadas en su interior. La creencia es que estos bailes traen buena suerte para el año entrante y ahuyentan a los malos espíritus. Suelen incluir el acto de pintar los ojos, los oídos, la nariz y la boca del muñeco de león para traerlo a la «vida» e infundirle «buena suerte».
El P. Zuhlsdorf, que calificó la ocurrencia como el «momento Pachamama» del cardenal, se preguntó si «esto es el tipo de evento que debería presidir un obispo. Una ceremonia pagana para traer ‘buena suerte’. Una cosa es presenciar un evento cultural y otra muy distinta ser el que lleva a cabo el acto principal de traer a la ‘vida’ el símbolo pagano».
Asimismo, el sacerdote ha resaltado el contraste de esta actitud favorable del cardenal Cupich hacia las supersticiones chinas, hasta el punto de impartir «bendiciones» de buena suerte, y su dureza para con la Misa tradicional. En efecto, el purpurado es uno de los obispos norteamericanos que han restringido más la celebración de la Misa antigua. Los sacerdotes de Chicago no podrán celebrar con el rito antiguo en Navidad, el Triduo Pascual, Pentecostés ni el primer domingo de cada mes y deberán conducir poco a poco a sus congregaciones hacia el abandono de la liturgia antigua y el uso exclusivo de la liturgia nueva. El cardenal Cupich también destaca por ser uno de los obispos que más han luchado para que los políticos «católicos» favorables al aborto sigan recibiendo la Comunión.