(Caritas España/InfoCatólica) Este viernes, 10 de diciembre, Naciones Unidas y toda la comunidad internacional conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos. El lema de este año es «Reduciendo desigualdades, avanzando en Derechos Humanos». En el año 1948 se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Asamblea General para todas las personas, las comunidades y los pueblos, en cada rincón de la tierra.
El sur, con mucha más crudeza, vive cada día el aumento de la desigualdad en el tratamiento en la COVID 19 y la prevención de futuras situaciones como las que ahora vivimos. Como recuerda el Papa Francisco:
«mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados».
Todas las personas nacemos iguales en dignidad y derechos
Naciones Unidas anima este año a poner el foco en el artículo 1 de la Declaración: «Todas las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos». Para Cáritas, esta realidad intrínseca de la dignidad inalienable y universal de las personas es motor diario de nuestro acompañamiento y de nuestro trabajo por cambiar los miles de realidades personales y familiares de indignidad e injusticia que, de forma estructural, se perpetúan en España y en tantos otros países de todos los continentes.
Los derechos humanos, base de la creación de una nueva sociedad
El Papa Francisco explica que «muchas veces se percibe que, de hecho, los derechos humanos no son iguales para todos. El respeto de estos derechos es condición previa para el mismo desarrollo social y económico de un país. Cuando se respeta la dignidad del hombre, y sus derechos son reconocidos y tutelados, florece también la creatividad y el ingenio, y la personalidad humana puede desplegar sus múltiples iniciativas en favor del bien común».
Cáritas, comprometida en la promoción y defensa de los derechos humanos
La lucha por la dignidad y la justicia son ejes centrales de la misión de Cáritas. Y de forma sistematizada y organizada, esta organización viene acompañando realidades de vulneración de derechos humanos en los barrios, ciudades, asentamientos rurales y urbanos, en la calle, en cada rincón de la geografía de nuestro país. También lo hacen, a través de las Cáritas locales y otras organizaciones de Iglesia, en los ríos, en el desierto, la selva y los páramos de decenas de países de Asia, África e Hispanoamérica.