(Fides/InfoCatólica) «Desde el punto de vista social, la situación en Guinea Bissau es bastante difícil. En los hospitales falta de todo, hay huelgas de personal sanitario que lleva meses sin cobrar, mientras que los hospitales de las misiones están sobrecargados. Llegan médicos voluntarios de todo el mundo para apoyar una situación que corre peligro de colapsar. Por no hablar de la escuela, pasan meses sin que los profesores reciban sus salarios. Las infraestructuras, las carreteras en las ciudades o en el interior, están deterioradas, sobre todo la que conduce a Senegal, y no parece haber planes para mejorar la situación».
El padre Celso Corbioli, de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, director espiritual del seminario mayor de Bissau, en el país desde 2003, explica así a la Agencia Fides el momento crítico que atraviesa Guinea Bissau, fruto también de un periodo de inestabilidad política que se vive desde las últimas elecciones celebradas en noviembre de 2019.
El misionero continúa:
«Las elecciones presidenciales de 2019 han generado mucho mal humor y muchos han denunciado el fraude. La victoria fue otorgada a Umaro El Mokhtar Sissoco Embaló, pero muchos observadores afirman que realmente no lo merecía. El candidato que quedó en segundo lugar, Domingos Simões Pereira, pidió un recuento, pero la Comisión Electoral nunca lo aceptó. A partir de entonces, la situación política se volvió cada vez más tensa y la relación entre el presidente y el primer ministro Nuno Gomes Nabiam se deterioró. En febrero de 2020, tras retrasos y tensiones, Embaló juró su cargo y la ceremonia de investidura en un hotel fue organizada por el presidente del Gobierno. Por tanto, en ese momento había unidad entre los dos altos cargos, pero en los últimos meses la relación se ha deteriorado y la situación sigue siendo muy tensa. En cualquier caso, hay descontento entre la población y la intención del Presidente de modificar la Constitución no ayuda a calmar los ánimos.
Sin embargo, Guinea podría estar mucho más adelantada en su desarrollo, si tuviese una buena administración. Tenemos muchos recursos y el turismo podría ser una fuente inagotable de riqueza para la población, así como el subsuelo. No somos pobres, hay muchas oportunidades de comercio».
Guina Bissau es un país de mayoría islámica. Con un 20% de la población cristiana (75% de los cuales son católicos declarados), la convivencia es pacífica. La presencia y participación de los católicos ha crecido significativamente desde hace algún tiempo. «En nuestra parroquia de San Francisco de Asís en Antula, Bissau, hay muchos catecúmenos, más de 3.000 han solicitado el bautismo, pero aquí en Bissau la preparación dura hasta siete u ocho años. Lo interesante es que, en los últimos tiempos, no sólo los niños cristianos se acercan al bautismo. Además, desde que se han reabierto las iglesias, la gente participa en gran número. En general, la Iglesia está pasando por una temporada interesante, no nos afecta el viento de alejamiento occidental». La situación, según el padre Celso Corbioli, es en general alentadora.
El misionero señala:
«Llevamos un año esperando - desde que el obispo José Câmnate na Bissign dimitió por motivos de salud - el nombramiento del nuevo obispo de Bissau. Actualmente su auxiliar, José Lampra Cà, ha sido nombrado Administrador Apostólico. A este momento de espera se suma la vacante en la otra diócesis de Guinea Bissau, la de Bafatà, tras el fallecimiento por Covid del obispo Pedro Zilli, sacerdote brasileño del PIME, muy querido y siempre cercano al pueblo. Lucio Brentegani, nombrado administrador diocesano, se encuentra actualmente allí. Gracias a Dios, aquí no hay problemas de religión ni de relaciones con otras confesiones. Esperamos que esto continúe y que no experimentemos los problemas y conflictos que tenemos en otras partes de África, algunas de las cuales están cerca de nosotros».