(BLes/InfoCatólica) En el Reino Unido se ha radicalizado la orientación que se le da a los niños en cuanto a su género.
Según informa la red de noticias Breitbart el sistema de salud dice que, si a las niñas no les gustan las muñecas o el color rosa, entonces son transgénero.
En el Reino Unido se encuentra la clínica de Servicio de Desarrollo de Identidad de Género (GIDS), especialmente dirigida a los menores de 18 años.
El psiquiatra Dr. David Bell, ex director de Tavistock and Portman NHS Foundation Trust, es especialista en salud y considera que el departamento de salud tiene una «construcción rígida y binaria del género».
En una conferencia dijo que «muchos jóvenes, que no quieren o no pueden … ajustarse a los estereotipos de género … son malinterpretados como transgénero», y además son tratados sin una evaluación adecuada. Continuó: «Es decir, si no te gustan los lazos rosas y las muñecas, no eres realmente una niña» y reveló que la clínica está promoviendo el uso de medicamentos hormonales y las cirugías como «una forma de terapia de conversión».
«El 98% de los niños en edad de pubertad pasan de los llamados bloqueadores de la pubertad a las hormonas sexuales, por lo que empezar a tomar bloqueadores de la pubertad es ponerlos en el camino de las hormonas del sexo opuesto y de la cirugía».
Bell también denunció con preocupación que el personal médico no evalúa los «trastornos complejos en la infancia y la adolescencia», así como tampoco la influencia poderosa de grupos de presión politizados que acorralan a los médicos con el temor de ser llamados «transfóbicos». «Los grupos de presión afirmativos, es decir, los grupos de presión que buscan afirmar el deseo de cambiar de género, tendiendo a verlo solo como una opción positiva para ser alentado, actúa como un apoyo ideológico para esta simplificación».
Las afirmaciones del doctor Bell están fundamentadas en un informe desarrollado por él mismo en 2019, donde demuestra que en algunos casos GIDS remitió al niño a un tratamiento hormonal luego de una sola sesión psicológica. Hay que tener en cuenta las etapas de madurez mental y desarrollo físico de los niños de manera individual. Muchos de los niños que fueron empujados a cambiar su identidad biológica sufren impactos negativos que los hunden en terribles crisis de depresión y hasta el suicidio.
Una joven de 24 años llamada Keira Bell, ha comenzado un proceso judicial en contra de la fundación Tavistock y Portman Trust, alegando que «los niños no pueden dar su consentimiento para tomar medicamentos hormonales», ella se basa en su experiencia, dice que fue empujada a hacerlo y está arrepentida.
Un Tribunal Superior había decidido que los niños menores de 16 años no podían recibir bloqueadores de la pubertad sin antes obtener la autorización del tribunal. Sorpresivamente en otro juicio esta decisión fue anulada.
Keira está decepcionada con esa decisión y dijó que el Tribunal no evaluó «el riesgo significativo de daño al que están expuestos los niños al recibir poderosos medicamentos experimentales».