(Kath.net/InfoCatólica) «El cambio de preservar una vida a quitarla es enorme y no debe minimizarse», advierten los médicos. Señalan que las salvaguardias de acompañamiento utilizadas como contraargumento podrían volver a erosionarse en unos años, como ha demostrado el ejemplo de Canadá.
La prohibición de matar está presente en casi todas las sociedades civilizadas, dicen, y se basa en el valor inconmensurable de toda vida humana. «Cualquier cambio enviaría un claro mensaje a nuestros pacientes frágiles, ancianos y discapacitados sobre el valor que las sociedades les otorgan». Algunos pacientes nunca considerarían la eutanasia a menos que se les sugiriera, aseguran los médicos. En Bélgica, uno de cada 60 suicidios asistidos se lleva a cabo sin el consentimiento del paciente, que puede estar en coma o confundido, por ejemplo.