(ACI/InfoCatólica) Tras señalar que al realizarse este evento en Roma, se da un "estímulo para avanzar hacia la plena comunión con la memoria de los santos apóstoles Pedro y Pablo", Benedicto XVI explica que el tema elegido "San Agustín en la tradición occidental y oriental" resulta "más que interesante para profundizar la teología y la espiritualidad cristiana en oriente y occidente, así como su desarrollo".
"El Santo de Hipona, un gran Padre de la Iglesia Latina, reviste en efecto una fundamental importancia para la teología y la cultura misma de occidente, mientras que la recepción de su pensamiento en la teología ortodoxa se revela con cierta problemática. Conocer por ello con objetividad histórica y cordialidad fraterna las riquezas doctrinales y espirituales que forman el patrimonio de oriente y occidente cristiano, se convierte en algo indispensable no solo para valorarlas, sino también para promover un mejor y recíproco aprecio entre todos los cristianos".
Tras expresar su deseo de que el simposio sea fructífero, el Papa Benedicto XVI segura su "oración, pidiendo al Señor que bendiga a los organizadores y a las instituciones que representan, a los relatores católicos y ortodoxos y a todos los participantes".
San Agustín y la primacía de la Sede Apostólica
Para el santo obispo de Hipona, la comunión con el Obispo de Roma era esencial para tener la condición de católico. Así se puede ver, entre otras, en las siguientes citas:
"No puede creerse que guardáis la fe católica los que no enseñáis que se debe guardar la fe romana” (Sermon120,13).
“...Veían que Ceciliano estaba unido por cartas de comunión a la Iglesia romana, en la que siempre residió la primacía de la cátedra apostólica....” (Epístola 43,3,7)
"Pues que vemos en ellos un gran socorro de Dios y tanto provecho y utilidad, ¿dudaremos en acogernos en el seno de esta Iglesia que, según la confesión del género humano, tiene en la Sede Apostólica [Roma] y ha guardado por la sucesión de sus obispos la autoridad suprema, a despecho de los clamores de los herejes que la asedian y han sido condenados, ya por el juicio del pueblo, ya por las solemnes decisiones de los concilios, o por la majestad de los milagros? No querer darle el primer lugar es seguramente producto de una soberana impiedad o de una arrogancia desesperada". (De utilit. credenci c.17 n.35)