(Asia News) El episodio más reciente del que se tiene noticia se remonta al 10 de septiembre: en el municipio de Udupi, en el estado de Karnataka, un grupo de extremistas hindúes del Hindu Jagarab Vedike (HJV) irrumpió en el Pragathi Center -una casa de un particular utilizada como lugar de oración- mientras se desarrollaba un evento. El organizador del acto, de nombre Benedict, fue acusado de actividades de conversión. Los fundamentalistas hindúes también devastaron la sala y amenazaron a los participantes. La policía intervino en el lugar y dispersó a los agresores. Sin embargo, éstos presentaron una denuncia ante el comisario de Karkala, por conversiones obtenidas mediante el engaño. Los organizadores del acto explicaron que se trataba de un encuentro entre varias comunidades evangélicas de la zona.
En los días previos detuvieron a dos pastores en Uttar Pradesh. El primero fue detenido el 7 de septiembre en Azamgarh, y el afectado fue el pastor Raju Majhi, a quien se le pretende aplicar las leyes anti-conversión. También en este caso, una horda de fanáticos interrumpieron un encuentro de oración y arrastraron al responsable de la iglesia evangélica local hasta la comisaría de Jianpur. Al día siguiente, el pastor Rajesh Kumar se acercó a visitar al pastor Majhi para llevarlo algo de comida, y también fue arrestado.
«Encuentros de oración interrumpidos, pastores inocentes que primero son golpeados por fanáticos de la derecha nacionalista y luego son arrestados: lamentablemente, esto se está volviendo la norma en los Estados indios gobernados por el partido nacionalista hindú BJP», comenta Sajan K. George. «La comunidad cristiana, que es minúscula, no hace más que ejercer sus derechos, que están garantizados por la Constitución, sin violar ninguna ley. Las acusaciones de conversiones forzadas son falsas; solo son utilizadas para crear discordia. ¿Será que en la India, un país laico, los cristianos se han vuelto ciudadanos de segunda clase?»