(ACN/InfoCatolica) En el programa «Perseguidos pero no olvidados» de Radio María, Renato Lima Oliveira, Presidente General Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) explicó la distinción otorgada a Ayuda a la Iglesia Necesitada. El acto de entrega tuvo lugar el pasado sábado en la sede de la sociedad vicentina en España.
¿Por qué habéis decidido conceder la medalla «Caridad en Esperanza» a Ayuda a la Iglesia Necesitada?
Por una razón muy sencilla Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) viene prestando un extraordinario servicio humanitario, ayudando a miles de personas en situación de riesgo, como a los migrantes, refugiados y perseguidos.
Es muy triste ver como la humanidad sigue persiguiendo a los cristianos como en la antigüedad. Los vicentinos también acogemos a los refugiados en nuestros países e intentamos darles una vida digna a través de la formación para la obtención de empleo y el apoyo necesario para conseguir su instancia legal en el territorio en el que se encuentran. Por lo tanto todo lo que hacemos por las personas más necesitadas lo hacemos en nombre de Cristo. Ayuda a la Iglesia Necesitada es un ejemplo de entidad seria, comprometida con el Evangelio al igual que nosotros los miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP).
¿Qué importancia tiene esta distinción que otorga la Sociedad de San Vicente de Paúl?
Esta medalla llamada «Caridad en Esperanza» es el más alto reconocimiento dentro de nuestra Sociedad San Vicente de Paúl y fue creada en 2017 por el Consejo General Internacional que tengo la alegría de presidir. Desde entonces hemos entregado la medalla a instituciones mundiales presentes en el ámbito de la caridad, la asistencia social y también la ayuda humanitaria. En 2018 por ejemplo, el premio fue entregado al «Club Rotario». En 2019 a los escultismos del movimiento «Scout» y en el año pasado al «Servicio Jesuita a Refugiados».
Este año la mesa de nuestro consejo general eligió por unanimidad a Ayuda a la Iglesia Necesitada por el conjunto de su labor. Este reconocimiento de nuestra SSVP es muy importante para fortalecer la relación entre las dos entidades y quizás para tener un acercamiento institucional que nos permita trabajar juntos en el futuro.
Cuéntenos cuál es la misión de vuestra sociedad, vuestra espiritualidad y de qué manera estáis presente en el mundo.
Nuestra misión es hacer feliz a la gente a través de la ayuda fraterna que se concreta a las ayudas a domicilios o en las obras sociales que tenemos en los diversos países donde estamos ubicados, nuestra visión para el futuro, es ser reconocidos como una entidad católica verdaderamente empática, comprometida con los más pobres ayudándoles de todas las formas posibles, por ejemplo, ayuda material, ayuda económica, pero sobre todo asistencia espiritual y moral. El Consejo general mantiene la unidad de nuestra sociedad que está presente en 152 territorios, cada país tiene un consejo nacional y nosotros llamamos a nuestros grupos locales que son parroquiales, de conferencias vicentinas.
Somos una comunidad de fe, esperanza, caridad, servicio y sobre todo amistad entre nuestros miembros propios y con las familias acogidas. Nuestro propósito es vivir el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo a través de la caridad buscando sobre todo la santificación personal.
Atendiendo a estas características, ¿qué tienen en común la Sociedad San Vicente de Paúl y Ayuda a la Iglesia Necesitada?
Creo verdaderamente que tenemos mucho en común, por ejemplo, la misión, los valores de la sociedad de San Vicente de Paúl y de ACN son muy similares: empatía, caridad y servicio. De hecho, hacer la caridad sea a quien sea, es una virtud vicentina que encontramos en estas dos instituciones. Creemos o procuramos ver el rostro de Cristo en el rostro del refugiado, del migrante, del anciano abandonado, del desempleado, del niño que sufre, de los perseguidos por su fe o por cuestiones políticas, para mí todo esto es caridad. El número de pobres en el mundo ha aumentado con la llegada de la pandemia porque muchos se han vuelto más egoístas, preocupados por la mortalidad y las vacunas olvidando a los demás. Cristo espera mucho de nosotros, ahora más que nunca espera solidaridad y compasión, esto es ser un verdadero cristiano, un verdadero vicentino.