(ACIPrensa/InfoCatólica) Ha partido a la casa del Señor el padre Gilson Frank dos Reis, un sacerdote de la Arquidiócesis de Sao Paulo (Brasil), quien era muy querido por su comunidad pues dedicó varios años de su vida a salvar a personas sin hogar y en problemas de drogas.
El padre Gilson contaba con unos 45 años de edad y estaba cerca de cumplir su 5to aniversario de ordenación sacerdotal, acontecida el 3 de diciembre de 2016. Sin embargo, tras haber estado hospitalizado durante varias semanas con covid-19 y habérsele complicado la enfermedad, murió el 21 de agosto.
Antes de ser ordenado, el padre Gilson experimentó por sí mismo la adicción a las sustancias químicas e, incluso, estuvo durante un tiempo sin hogar, viviendo en las calles. Por esto, al ordenarse, formó parte de la asociación de fieles Missão Belém, donde se dedicaba a la labor pastoral orientada a la población sin hogar y químicamente dependiente.
La Misión de Belém informó, con gran pesar, a través de su página de Facebook, el lamentable suceso, e invitó a todos los fieles a unirse en oración en estos momentos por su alma y su eterno descanso.
El padre Gilson había compartido un poco sobre varias de sus trágicas experiencias de vida relacionadas al mundo de las drogas, en una entrevista que tuvo con el diario arquidiocesano «O São Paulo» antes de ser ordenado sacerdote.
En dicho encuentro, comentó que la primera vez que consumió un cigarrillo fue a sus 11 años, y que durante toda su adolescencia estuvieron presentes la marihuana, cocaína y crack.
«El crack fue la devastación de mi vida y de mi familia: robé cosas de casa, viví en la calle en Cracolândia, hasta que un día pasó alguien, me dio una palmada en la espalda y me dijo “mira, Jesús te ama”. Fue entonces cuando tuve la fuerza para levantarme y buscar ayuda», dijo.
Durante 1998, Gilson estuvo internado nueve meses en una clínica de recuperación de adicciones a las drogas en Rio Grande do Sul. Al volver a su ciudad, empezó a trabajar y a participar en diversas actividades de la iglesia, llegando a ser uno de los fundadores de un grupo dedicado a la ayuda de jóvenes drogadictos.
Años después, en 2005, conoció al padre Gianpietro Carraro, quien fundaría la Misión de Belém, lo que inició un «camino con un acompañamiento más serio, con una espiritualidad más fuerte».
Entonces, «entendí que lo que buscaba desde los 11 años en las drogas, lo encontraba solo en Dios», contó el padre Gilson como testimonio.
Esto fue lo que le inspiró para continuar su vida de misionero y ayudar a todos los jóvenes adictos que pudiera a liberarse de dichas ataduras. En cada oportunidad que tenía contaba sus experiencias y afirmaba que Dios estaba «tomando a un hombre que era de Cracolândia y lo llevaba detrás del altar para ser sacerdote».
Dijo que enfatizaba en ello «porque no somos diferentes» y que, si este cambio fue posible en su vida, «otros hermanos pueden hacerlo, porque un hombre que tiene una meta llega a donde Dios quiere».
«Tengo el deseo en mi corazón de ser sacerdote de los pobres, de mostrar con mi vida lo que Dios ha hecho», agregó.
Su Misa de exequias fue celebrada en la capilla Nossa Senhora Aparecida, en Brás, São Paulo, el 22 de agosto.
Momentos previos a la celebración, el padre Gianpietro Carraro comentó que «el Padre Gilson tiene un camino que es el emblema de la Missa Belém, su vida. Dios entró y lo hizo un sacerdote. Por tanto, el Padre Gilson es el símbolo de la Misión de Belém, lo que Dios hace cuando nos abrimos».
