(CP/InfoCatólica) Mayra Rodríguez, que trabajó con Planned Parenthood durante más de una década y media y llegó a supervisar tres clínicas abortistas en Arizona antes de ser despedida tras denunciar prácticas médicas inseguras, habló el sábado en la conferencia anual de Democrats for Life of America (ndr:demócratas provida) en Columbus, Ohio.
«Durante 16 años, dediqué mi vida a Planned Parenthood», dijo. «Como inmigrante indocumentada, Planned Parenthood me abrió las puertas al sueño americano. ... Me contrataron sabiendo que era indocumentada».
Mayra explicó que la decisión de Planned Parenthood de contratarla a pesar de su estatus migratorio en ese momento era «la acción más grande y más amable» que cualquier organización podía ofrecerle..
Rodríguez pasó la mayor parte de su carrera en Planned Parenthood proporcionando a las mujeres métodos anticonceptivos y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual.
Informó que fue contratada para «atraer a la comunidad de inmigrantes indocumentados». Aunque no trató el tema del aborto durante la mayor parte de su tiempo en Planned Parenthood, sostenía la creencia de que es decisión de la mujer abortar, aunque ella misma no lo haría.
Según Rodríguez, la «comunidad de inmigrantes indocumentados» no sabe «nada de Planned Parenthood, como yo no sabía al principio». Rodríguez dijo que sus amigos le aseguraron que «se preocupan por las mujeres. ... No les importa si no tienes papeles, "sólo ven a trabajar"».
Descubriendo la verdad
Tras 16 años en la empresa, Rodríguez fue ascendida a directora de abortos en «la mayor clínica de Planned Parenthood del estado de Arizona». El ascenso de Rodríguez la hizo consciente de lo que, según ella, es «el engaño de Planned Parenthood» en el tema del aborto.
Rodríguez, que ahora reside legalmente en Estados Unidos, señaló que muchas mujeres inmigrantes ilegales que trabajan en los campos son violadas por sus capataces y luego llevadas a Planned Parenthood.
Relató que los funcionarios de Planned Parenthood dicen «a los inmigrantes que son bienvenidos allí: 'no te deportaremos, no llamaremos al ICE'. Pero si llevas tu bebé y vas al hospital y vives, por ejemplo, en Arizona u Ohio o en otros estados donde tienen leyes muy estrictas contra los indocumentados, puedes ser deportada'».
«Así que cuando ocurre eso, ¿qué piensan las mujeres?», preguntó. «'Oh, no puedo tener un hijo porque podrían deportarme, y podría separarme de mis otros tres hijos'. ... Como inmigrante, te puedo decir que es el peor sentimiento saber que puedes tener que dejar este país».
Presión a nivel internacional
Rodríguez recordó que Planned Parenthood está presionando para legalizar el aborto a nivel internacional.
«Nos quedamos con seis países latinoamericanos que siguen siendo pro-vida porque en el resto de ellos han logrado entrar y afiliarse a organizaciones de esos países para financiarlas a fin de promover el aborto», dijo.
Rodríguez relató por qué cambió de opinión respecto al aborto.
«Me di cuenta de todas las atrocidades. Me di cuenta de las irregularidades. Me di cuenta de la mala praxis. Me di cuenta de todas las cosas que los abortistas de Planned Parenthood ocultan a la gente. Y me quejé de ello», dijo al público. «Eso hizo que me despidieran y que me tendieran una trampa. Sí, me acusaron falsamente de tener narcóticos en mi oficina mientras estaba fuera de ella».
Tras su despido en 2017, Rodríguez llevó a su antiguo empleador a los tribunales y ganó una demanda en 2019 contra Planned Parenthood por despido improcedente bajo la Ley de Protección de Denunciantes.
Ahora ejerce como activista provida comprometida a hablar «contra Planned Parenthood y los peligros del aborto, no solo a nivel nacional sino en todo el mundo.
Rodríguez trabaja con el grupo provida Then There Were None, que busca ayudar a los trabajadores de las clínicas de aborto a abandonar dicha industria mortífera.
«Tenemos que acabar con el negocio de Planned Parenthood», dijo. «Tenemos que acabar con el negocio de otros abortistas que atacan a nuestras mujeres y van a por nuestras comunidades de inmigrantes y minorías».
Cuando un asistente le preguntó sobre el tema de los profesores que animan a las chicas embarazadas de los institutos a abortar, Rodríguez declaró que parte de su formación en Planned Parenthood le enseñó a sembrar la semilla de la duda en la mente de sus chicas que se enfrentan a embarazos no planificados.
«Te entrenan para que les digas... y les describas la horrible vida que llevarán si tienen un hijo», dijo. «'¿Qué vas a hacer?' 'Tu madre te va a echar [a la calle]', 'la escuela te va a echar [a la calle]', ... 'no vas a terminar tus estudios'. 'Tu novio te va a dejar. ...' 'Tus padres no van a estar contigo. Se van a cansar de hacerte de niñera y vas a tener que dejar los estudios'».
Después de escuchar ese panorama pesimista para su futuro, Rodríguez dijo que muchas chicas ven el aborto como la opción más lógica.
«Y luego, si eso no funciona, entonces les dan el toque de culpabilidad de que 'ese niño se merece una buena vida que tú no puedes darle ahora mismo'. Así que, por amor a tu hijo, deberías matarlo'».
Rodríguez destacó la importancia de contrarrestar el mensaje diciéndoles a las niñas que tener un hijo es «una bendición».
«Hay obstáculos. No estoy diciendo que ser madre sea fácil y rosa y todo unicornios», pero «también es la mayor bendición de la vida».
«Tenemos que cambiar nuestra sociedad, la forma en que nos enfrentamos al embarazo adolescente», añadió. Criticó a la cultura por hacer que las adolescentes que se quedan embarazadas reciban «comentarios negativos sobre la maternidad, sobre la paternidad... [o] que se quejen de lo horrible y agotador que es tener hijos».