(ACIPrensa/InfoCatólica) La imagen consagrada y venerada de la Sangre de Cristo fue la más perjudicada y resultó lamentable para los fieles que la conocían y visitaban, pues se trataba de un crucifijo con más de 380 años de antigüedad. El 7 de febrero de 1996, durante su segundo viaje a Nicaragua, San Juan Pablo II se arrodilló frente a ella.
Es por esta razón que el Cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y Arzobispo de Managua, en recuerdo de este funesto suceso, al finalizar la misa del 25 de julio convocó a todos los fieles a unirse a una jornada de oración realizada el 31 de julio. «No será un momento festivo, ya que hay tristeza y dolor en el corazón de todos los católicos» comentó.
Los participantes asistieron al evento de manera presencial o virtual, ya que fue transmitido en vivo a través del Facebook del Canal Católico de Nicaragua. El Cardenal Brenes abrió las puertas de la iglesia desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde, «para que podamos pasar a venerar a nuestra venerada imagen» según sus propias palabras.
Durante la jornada, se rezó el Santo Rosario, se realizaron cantos a la Virgen María y al mediodía se celebró la Santa Misa. Asimismo, a petición del Cardenal, los participantes que asistieron de forma presencial fueron vestidos «con el uniforme blanco de la Sangre de Cristo» como muestra de respeto y petición de paz al Señor.
Respecto a la restauración de la imagen tras el daño, hay buenas noticias. El Cardenal Brenes informó sobre la posibilidad de trasladarla a Guatemala para iniciar los procesos de restauración, pues desde que ocurrió la tragedia han estado gestionando todas las opciones para llevar a cabo este trabajo, dado que solo puede ser realizado por profesionales en el área.
«Hemos estado trabajando con mucha calma, porque personalmente, mi responsabilidad como Arzobispo no está en poner en manos no profesionales la restauración de nuestra imagen tan querida de la Sangre de Cristo», informó el Cardenal.
Guatemala se ha involucrado en este trabajo, pues el Mons. Gonzalo de Villa y Vásquez, Arzobispo de Guatemala, cuya arquidiócesis posee un instituto de restauración de imágenes, se mostró dispuesto a colaborar con su reparación. Para que esto sea posible puede necesitarse del traslado de la imagen hasta dicho país, pues se necesitan realizar numerosos trabajos muy delicados.
Finalmente, pidió a los fieles esperar con paciencia y agradeció por todos los aportes económicos recibidos con esta causa, con una totalidad de 837.602,56 córdobas y 113.933,17 dólares. «Es dinero sagrado que viene de los aportes generosos de los feligreses», dijo el Cardenal.