(Voces de Cuenca/InfoCatólica) El Hno. Gil Muñoz nació el 17 de mayo de 1942 en la localidad conquense de Huerta de la Obispalía. Su familia trabajaba en el campo y él comenzó como rochano (ayudante de pastor) cuando sólo tenía diez años. Fue entonces cuando su padre le preguntó si quería ir a estudiar con los frailes. Él respondió que sí y se fue a Griñón (Madrid) con sólo once años para hacerse Hermano de las Escuelas Cristianas. Después siguió los estudios en Les (Lérida) antes de ser enviado a Francia para prepararse de cara a la misión.
Con 21 años partió en un barco rumbo a Tailandia. Corría el año 1964 y apenas tardó unos meses en aprender el tailandés. Por aquel entonces ya hablaba perfectamente inglés y francés además del español.
Después de seis años en Tailandia, Víctor consiguió un puesto en la Universidad de Londres para estudiar Química. Allí logró acabar la carrera con matrícula de honor al tiempo que la propia universidad londinense becaba al joven religioso español para que cursase el doctorado. Algo que consiguió tres años después.
Preocupación por los huérfanos e inmigrantes
De vuelta a Tailandia trabajó como profesor de inglés, matemáticas, química y religión. Durante 20 años ha dirigido colegios de La Salle en Tailandia, pero su preocupación por los más pobres le empujó a poner en marcha varias iniciativas dedicadas a la educación de los niños más desfavorecidos. Comenzó con «La Salle House», un hogar para huérfanos y niños de la calle. Después el Centro de Preescolar para los críos que vivían en el basurero, más adelante el hostal Miguel para los chavales más pobres que no tenían posibilidad de acceder a la secundaria y, por último, la Escuela de Bambú para inmigrantes birmanos sin papeles.
Tradujo al tailandés a los dos grandes místicos españoles
«Su preocupación por el diálogo interreligioso también ha sido admirable. En concreto, el hermano Víctor, ha querido que los budistas más estudiosos y preocupados por conocer la espiritualidad católica tengan una referencia para iniciar ese diálogo interreligioso. Esta razón, unida al deseo de dar a conocer la experiencia de Dios de nuestros dos grandes místicos patrios, le llevaron a traducir «La vida», «Las moradas», «Camino de perfección» y «Fundaciones» de Santa Teresa de Jesús. En el caso de San Juan de la Cruz la traducción al tailandés abarca sus cuatro libros: «Subida al Monte Carmelo», «Noche oscura», «Cántico espiritual» y «Llama de amor viva», indica el Obispado.
Los 57 años de misionero en Tailandia del hno. Víctor son «ejemplo del desvivirse para que otros vivan, del entregarse en cada gesto, acción y obra, de manera callada pero constante y comprometida, por los niños más pobres».
«Damos gracias a Dios por su vida, por su trabajo, por su testimonio, por su generosidad. Confiamos en que goce ya, recibida la merecida recompensa, con aquel por el que entregó todo y realizó todo», sentencia el obispado conquense.