(NCRegister/InfoCatólica) Parroquias de los Estados Unidos han informado de estatuas decapitadas, cruces rotas y murales, grafitis y otras formas de vandalismo en una ola de incidentes desagradables durante el año pasado, lo que llevó a los obispos católicos del país a destacarlo durante su Semana de la Libertad Religiosa 2021 que acaba de completar.
«Las razones precisas de estos ataques a menudo se desconocen», dijo la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos para el 25 de junio, el día dedicado al vandalismo de la iglesia en la Semana de la Libertad Religiosa. «En algunos casos, están vinculados al enojo por las injusticias percibidas del pasado. Otros casos pueden involucrar enfermedades mentales. En todos los casos, los católicos deben recordar que adoramos al Señor que revela la verdad y la belleza del evangelio en su sufrimiento y resurrección, y que estamos llamados a responder a la agresión con compasión».
Se han producido al menos 75 ataques a propiedades católicas desde mayo de 2020, según una página de la USCCB que rastrea los informes de los medios de comunicación sobre daños a la propiedad de la iglesia. La página de la USCCB registra incidentes en 24 estados. Casi la mitad de los incidentes enumerados involucraron daños a una estatua en los terrenos de la iglesia y aproximadamente uno de cada seis incidentes involucraron incendio premeditado o posible incendio provocado.
Otro incidente ocurrió el 28 de junio, cuando una iglesia en Denver fue desfigurada con grafitis que parecían tener una posible relación con la controversia en Canadá sobre las tumbas encontradas recientemente en antiguas escuelas residenciales de propiedad del gobierno para indígenas que eran operadas por católicos.
Aaron Weldon, especialista en programas del Comité de Libertad Religiosa de la USCCB, le dijo a Register que su comité comenzó a seguir el vandalismo en las iglesias el año pasado después de varios ataques de alto perfil.
«Siempre tratamos de incluir una variedad de temas diferentes relacionados con la libertad religiosa y pensamos que este era un buen año para incluirlo y crear conciencia al respecto», dijo.
Weldon dijo que ha sido difícil señalar una razón definitiva detrás de los ataques porque «las motivaciones parecen ser muy variadas», dijo.
«En algunos casos, se ha relacionado con protestas sobre injusticias pasadas o injusticias percibidas. A veces puede haber un enojo generalizado contra la Iglesia y, en otros casos, no hay ninguna razón», dijo Weldon.
El tipo de incidente más común, dijo Weldon, es la decapitación o destrucción de estatuas de la Sagrada Familia y de los santos. El daño en estos incidentes «palidece en comparación con la pérdida de vidas que han sufrido otras religiones», dijo, pero debido a que las estatuas comunican los ejemplos de fe y honor de la santidad cristiana, «incluso si las razones son variadas, es difícil no considerar los ataques a nuestras estatuas como ataques a nuestra fe», dijo.
Dicho esto, Weldon advirtió que los ataques no son todos delitos de odio.
«Algunos han sido investigados como delitos de odio, pero como el motivo a veces no está claro, no estoy seguro de cuántos pueden ser acusados de esa manera. Pero esperamos que la policía investigue a fondo para que podamos tener una mejor idea de lo que está sucediendo».
En 2019, el año con los datos disponibles más recientes del FBI sobre delitos de odio, se informaron 66 delitos anticatólicos. Treinta y siete de ellos involucraron daños a la propiedad, destrucción o vandalismo y cinco fueron incendios provocados. Durante el mismo período, hubo 684 incidentes de vandalismo antijudío y 31 incidentes de vandalismo antimusulmán.
Weldon dijo que la USCCB, junto con otros grupos religiosos, han presionado para obtener más fondos para el Programa federal de subvenciones de seguridad para organizaciones sin fines de lucro, que respalda las mejoras de seguridad y la capacitación para organizaciones sin fines de lucro y lugares de culto.
En la parroquia St. Mary en Waltham, Massachusetts, una estatua del Sagrado Corazón en la Capilla St. Charles Borromeo fue decapitada entre el 2 y 3 de mayo. El padre Michael Nolan, pastor de St. Mary, le dijo al Register que una investigación policial no había encontrado ningún sospechoso o evidencia de que hubiera sido motivada por un ánimo anticatólico.
El padre Nolan dijo que espera que quienquiera que lo haya hecho se presente como una cuestión de justicia.
«Queremos encontrar a la persona y queremos perdonarla, ayudar a restaurarla. Si fue un ataque malicioso, queremos detenerlo para que la gente no ponga en peligro su alma. Cualquier ataque a un símbolo de Dios es un ataque a Dios».
La estatua, colocada cerca de la acera, podría haber sido víctima de adolescentes destructivos, un transeúnte con enfermedad mental o un cliente borracho de los bares cercanos, dijo el padre Nolan. Los negocios de la zona sufren actos de vandalismo y el aislamiento de la capilla durante la pandemia (no se ha utilizado para el culto en más de un año) podría haberla convertido en un blanco fácil.
«No está bien, no está bien y no quiero menospreciar a las personas que conducen sus autos a la iglesia y les prenden fuego, pero no tenemos evidencia de sacrilegio o vandalismo. Es importante resaltarlo, pero no exagerar».
En la Diócesis de Brooklyn, Nueva York, dos ataques a las propiedades de la iglesia durante tres días en mayo provocaron que Mons. Anthony Hernández, moderador de la curia de la diócesis, dijo en un comunicado de prensa: «Definitivamente estamos preocupados de que haya un patrón de crímenes de odio contra los católicos». El 14 de mayo, un crucifijo en San Atanasio, Brooklyn, fue derribado y se quemó una bandera estadounidense. Tres días después, una estatua fuera de las oficinas de la cancillería fue decapitada.
«El odio y la intolerancia de la fe católica, y en cualquier caso cualquier fe, no tiene lugar aquí», dijo.
Monseñor David Cassato, pastor de San Atanasio, dijo al Registro que el ataque contra su iglesia fue deliberado; Si bien la enfermedad mental puede ser un factor, las imágenes de vigilancia mostraron que fue más que un impulso espontáneo. El hombre captado por la cámara atacando la parroquia ha sido acusado de atentados criminales como un crimen de odio y ha sido acusado de un crimen de odio federal por prender fuego una semana después en una ieshivá de Brooklyn, una institución educativa que se enfoca en el estudio de los textos religiosos judíos tradicionales.
La noche después de que descubrió el ataque, monseñor dijo que unas 400 personas se reunieron en los terrenos de la iglesia para rezar frente a una cruz temporal que colocó.
Monseñor Cassato dijo que cuando descubrió la cruz en el suelo, con «el rostro de Jesús en la tierra», inmediatamente pensó en las palabras de Cristo desde la Cruz: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
«Para ser honesto, me está costando mucho perdonarlo. Me está desafiando, realmente lo está».
Al observar la erupción del vandalismo en su propia diócesis, monseñor Cassato dijo que las enfermedades mentales y el aumento de la falta de vivienda podrían influir, así como el aumento de las tasas de delincuencia, pero también señaló un cambio en la forma en que la gente habla.
«Hay muchas cosas ahí fuera, a veces es muy duro la forma en que las personas se hablan entre sí. Casi tienes miedo de decirle algo a alguien, no sabes cuál es la ira que tiene la gente».
Señaló los ministerios de su parroquia en el vecindario, como comidas semanales que atienden a 150 personas y una escuela que atiende a muchas familias de bajos ingresos.
«Por qué alguien querría atacarnos es muy extraño. Estamos ahí afuera sirviendo, estamos tratando de hacer la obra de Dios y ves este dolor que nos sucede, y dices ¿de qué se trata todo esto? ¿cómo lo cambias? Solo tienes que seguir haciéndolo y, con suerte, todo mejorará».
