(CNA/InfoCatólica) Zen escribió en su blog personal que no se considera «un extremista de esta forma litúrgica y trabajé activamente, como sacerdote y como obispo, por la reforma litúrgica después del Vaticano II, tratando también de frenar los excesos y abusos. Pero no puedo negar, en mi experiencia de Hong Kong, el gran bien que se derivó del motu proprio Summorum Pontificum y de la celebración de la Misa Tridentina».
A principios de este mes, una fuente de la Congregación para el Culto Divino dijo a CNA que la congregación podría publicar pronto un documento que modificara algunas de las disposiciones de Summorum Pontificum.
Los rumores sobre las posibles restricciones impuestas a Summorum Pontificum se extendieron a finales de mayo después de que el papa Francisco tuviera un encuentro de preguntas y respuestas a puerta cerrada con los miembros de la conferencia episcopal italiana reunidos en Roma para su asamblea plenaria anual.
Hablando con los obispos, Francisco insinuó nuevas regulaciones sobre la celebración de la misa en la forma extraordinaria, aunque no dio detalles, según dos obispos que asistieron a la conferencia.
Las fuentes dijeron a CNA que el Papa dijo que un tercer borrador del documento está actualmente en estudio.
La Misa de su infancia
En la entrada de su blog, el Zen, de 89 años, dijo que ha trabajado por la reforma litúrgica, pero que «no puede olvidar la misa de mi infancia...»
«Sentí tal reverencia, me fascinó tanto (¡y aún lo hace!) la belleza del canto gregoriano, que creo que esa experiencia ha alimentado mi vocación al sacerdocio, como la de tantos otros», dijo.
Añadió que recuerda «a los numerosos fieles chinos (y no creo que todos supieran latín...) participando con gran entusiasmo en estas ceremonias litúrgicas, al igual que ahora puedo dar testimonio de la comunidad que participa en la Misa Tridentina en Hong Kong».
El cardenal dijo que piensa que la Misa en la forma extraordinaria «no es divisoria, al contrario, nos une a nuestros hermanos y hermanas de todas las épocas, a los santos y mártires de todos los tiempos, a los que han luchado por su fe y que han encontrado en ella un alimento espiritual inagotable.»