(InfoCatólica) Los terrenos del Tibidabo, en lo alto de Barcelona, fueron regalados a Don Bosco por prohombres catalanes a finales del siglo XIX para que los salesianos levantaran un templo. Así se hizo en 1961: un Templo Expiatorio de España, como reza en su tímpano, dedicado al Sagrado Corazón y sufragado con las contribuciones que se pidieron a todos los pueblos de la Hispanidad.
Los padres salesianos quisieron organizar una Adoración Perpetua que desde la cima de la ciudad condal mantuviera día y noche la oración ante la Presencia divina, a modo de Montmartre español. Para cubrir los arduos turnos de la noche invitaron a la Adoración Nocturna Española. El primer turno nocturno se celebró el 8 de octubre de 1960, y fueron completándose hasta que el 18 de junio de 1966 lograron cubrir todas las noches del mes.
Así pues, desde hace 55 años hay Adoración Perpetua ininterrumpida en el Tibidabo, acogida y promovida incansablemente por los salesianos. Casi 1.000 personas de toda condición, edad y carisma suben cada mes a lo alto del Tibidabo para pasar unas horas con Jesucristo. «Todo baja del Tibidabo», repite el cardenal Omella en sus homilías cuando comenta la sorprendente aparición de las 6 capillas de Adoración Perpetua en la provincia de Barcelona desde 2015. Un auténtico milagro en la provincia más secularizada de España.
De repente, se acabó
Hace 5 años llegó un nuevo equipo de salesianos al Tibidabo. Su misión era muy concreta: cambiar la pastoral del templo y especialmente la Adoración Perpetua, pues al parecer este carisma ya no encajaba con la «sensibilidad» del nuevo equipo, de una edad media superior a 70 años.
Uno de ellos fue exsecretario durante 30 años de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya, entidad responsable del desmantelamiento de las escuelas parroquiales catalanas y la subordinación de los colegios cristianos a las directrices ideológicas de turno, tan negativas para la vida espiritual de los catalanes. El nuevo superior de la comunidad es uno de los firmantes del manifiesto a favor del referéndum separatista de 2017.
En 2018 se cerró el acceso a los dormitorios donde descansan los adoradores entre los turnos nocturnos, alegando motivos de seguridad. Los catres se sustituyeron por unos sillones. Durante los últimos años la nueva dirección trabajó sin éxito para incorporar diferentes actividades al templo que sustituyeran la actual adoración, que sorprendentemente veía aumentar sus miembros con jóvenes y nuevos carismas.
La pandemia como oportunidad para la infamia
Pero llegó la pandemia, que en la comunidad del Tibidabo se llevó a dos piadosos salesianos devotos de la adoración. Con la crisis sanitaria y el estado de alarma la nueva dirección aprovechó la oportunidad para cancelar la Adoración Perpetua, la más antigua de España, que no se ha retomado desde el pasado otoño a pesar del fin de las restricciones y de que todas las capillas de Adoración Perpetua en Barcelona han reabierto sus puertas.
El tradicional carisma de acogida del Tibidabo parece haber sido sustituido por un espíritu de partido. Los salesianos del templo insisten que no se reabrirá la Adoración Perpetua si no se produce una «renovación completa», «desde de cero», según la «sensibilidad» y los gustos de la nueva dirección: supresión del rosario, algunos rezos en latín, el espíritu de reparación y la alabanza carismática; cambio de estructura y contenido de las vigilias nocturnas; preadmisión y homogeneización de los adoradores; reducción de la permanencia nocturna; modificación de estatutos... e incluso cambio de un nombre de la sección nocturna -Adoración Nocturna Española- que no consideran adecuado.
Para disimular el escándalo, el nuevo equipo salesiano intenta organizar adoraciones esporádicas con algunas parroquias de la provincia. Lamentablemente de muy poco éxito; sin la Adoración Perpetua, la vida pastoral del Tibidabo se concentra en acoger a los escasos turistas y gestionar el rentable ascensor con el que suben a la terraza para disfrutar de las vistas de Barcelona.
Los salesianos apelaron al Cardenal Omella para intermediar y poder realizar los cambios en el Templo. Pero hasta hoy no se ha ofrecido una solución.
Mientras tanto, los desconcertados adoradores del Tibidabo siguen practicando la adoración como pueden, uniéndose a varias capillas de adoración perpetua en Barcelona. Los turnos de noche han conseguido reagruparse en varios templos de la ciudad a la espera de regresar al Tibidabo. Algunas parroquias se han ofrecido ya a acogerles establemente y organizar una Adoración Perpetua en sustitución de la del Tibidabo. Sorprendentemente muchos jóvenes se han unido estos meses a los turnos en el «exilio».
El papa Francisco recuerda en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium que «la Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración, y me alegra enormemente que se multipliquen en todas las instituciones eclesiales las adoraciones perpetuas de la Eucaristía». Por eso sorprende que el Tibidabo abandone su carisma de acogida y Barcelona, Cataluña y toda España pierdan su capilla más antigua de Adoración Perpetua por voluntad de un grupo de salesianos que rompen con la labor apostólica de todos sus predecesores que impulsaron esta gran obra.
Muchos fieles se preguntan qué mal hace la Presencia continua del Señor desde la montaña en la que un dia San Juan Bosco estableció un templo donde el amor y la misericordia del Sagrado Corazón bendice una de las regiones más descristianizadas de España.