(Fides) El cardenal Luis Antonio Tagle, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, intervino en la apertura de la Asamblea Anual de las Obras Misionales Pontificias (OMP), que se está celebrando de forma digital del 1 al 3 de junio de 2021. El purpurado destacó la labor de los misioneros durante la pandemia:
«Durante el doloroso tiempo de la pandemia, no ha faltado nuestra misión de estar cerca de los que sufren. Las Obras Misionales Pontificias han seguido compartiendo experiencias, han podido comprender el sufrimiento de muchos pueblos a través de continuos intercambios, también online. Aunque hemos sufrido mucho como familia humana, sin embargo, la pandemia no nos ha impedido desarrollar nuestra actividad misionera.La acción misionera brota de una profunda espiritualidad, como nos recordó el Papa Francisco: no debemos olvidar la primacía de la gracia del Señor».
El cardenal señaló que la pandemia ha dado «una gran lección de humildad», ya que muchos planes y programas pastorales no han podido realizarse y se ha producido «una reeducación para confiar en la Providencia y en la gracia del Señor». «Nos enseñaron que la oración es esencial para la animación y la actividad misionera, como vemos en Pauline Jaricot: la animación misionera no está separada de ser discípulos, amigos de Jesús, que nos envía a dar fruto», ha reiterado el cardenal.
Partiendo de este marco, el prelado filipino ha señalado que las OMP no son sólo «un organismo recaudador de fondos», sino que tienen la tarea de «despertar el espíritu misionero que está en el corazón del bautismo, por lo tanto propio de todo bautizado». Observando que, a menudo, el compromiso misionero queda relegado a un grupo de personas o sólo durante la Jornada Mundial de las Misiones, con la relativa colecta, el cardenal ha dicho que, con la pandemia, «hemos vuelto al corazón de la misión, despertando la participación misionera en las familias, los hogares, las escuelas, las parroquias, los lugares de trabajo». Recuperando esta vocación misionera de todo bautizado, «esto se traduce en actos de caridad misionera y de solidaridad hacia los pobres y los que sufren: la colecta se alimenta de esta caridad misionera», ha explicado el cardenal Tagle.
En la labor de compartir la Buena Noticia, el cardenal se ha detenido en la comunicación que se produce hoy en el mundo digital, invitando a utilizar las herramientas de la web y los medios sociales para contar historias y experiencias de jóvenes y laicos misioneros que «son ejemplos de gran inspiración para la sociedad». Incluso, ha señalado, se ha producido un aumento generalizado de las solicitudes de materiales y contenidos bíblicos y espirituales para compartir en el mundo digital, por lo que los OMP pueden utilizar estas herramientas para la labor de evangelización.
Refiriéndose al filósofo y escritor francés Fabrice Hadjadj, ha desafiado a la asamblea a reflexionar sobre la cuestión: «¿Cómo hablamos de Dios, cómo llevamos la Buena Noticia?» No es sólo una cuestión de técnica, actuación o estrategia para cautivar al público, ha dicho, porque si la evangelización se reduce a esto se convierte en propaganda, comunicación distorsionada, defectuosa o sólo retórica. La comunicación misionera parte de la dimensión de la «missio Dei», «de Dios comunicándose con su pueblo, en una relación de amor». «Dios se comunicó enviándonos al Hijo, la Palabra, el Verbo que se hizo carne», de esta manera «ha hablado el lenguaje de la humanidad», ha comentado, invitando a recuperar esta dimensión.
Y, antes de comunicar, deseó que volvamos «a las experiencias que nos quitan la palabra», como las «del horror que sentimos ante el mal o ante un bien increíble, que supera nuestra capacidad humana». «La sensación de total incapacidad de reacción, el asombro», ha comentado, «nos permitirá comunicarnos a través de la oración. La maravilla ante el bien prepara nuestra comunicación y cuando abrimos la boca es un verdadero canto de alegría, de esperanza, que el mundo necesita», especialmente los jóvenes que hoy buscan la autenticidad y la credibilidad de los comunicadores.
«En la comunicación del Evangelio debemos preguntarnos si vivimos la Buena Noticia del Evangelio, poniéndola en práctica y no sólo proclamándola, ya que los jóvenes, expertos en la realidad virtual, se fijan en si la persona que comunica es auténtica, si vive ese mensaje que comunica», ha señalado el Card. Tagle que ha concluido invitando a todos a seguir «comunicando y contagiando a la gente con la belleza de la Buena Noticia».