(Il Timone/InfoCatólica) La procesión comenzó en la Plaza de la Roquette, justo donde Mons. Georges Darboy, arzobispo de París en tiempos de la revuelta, fue ejecutado, y debía terminar en la iglesia Notre Dame des Otages, construida en honor a estos mártires asesinados en mayo de 1871. Sin embargo, debido a la agresión contra los manifestantes no pudo concluir.
Mons. Aupetit expresó su estupefacción ante el hecho de que «lo que predicamos, un Dios de amor, pueda despertar tanto odio, tanta rabia». Por ello «hubo un despliegue de rabia, desprecio y violencia».
Según el semanario católico francés Famille Chrétienne, los participantes en la procesión sufrieron burlas y silbidos antes de que comenzara la procesión y, pocos minutos después de iniciar el recorrido planificado, un grupo de 10 hombres agredió físicamente a los participantes rompiendo las banderas que estaban portando y arrojándoles algunos objetos. Un video publicado en las redes sociales muestra la violencia de extrema izquierda contra los participantes.
Posteriormente, unas 50 personas violentas bloquearon la procesión cerca de la iglesia de Notre Dame de la Croix de Ménilmontant. A continuación, los organizadores pidieron a los participantes de la procesión que se refugiaran en la iglesia, donde el obispo auxiliar de París, Mons. Denis Jachiet, decidió poner fin a la procesión para evitar más violencia. Dos hombres mayores resultaron levemente heridos, uno de los cuales necesitó puntos de sutura por una lesión en la cabeza. El organizador del evento dijo al diario Le Figaro: «Esperamos y rezamos hasta que la policía nos dejó salir», y destacó que tanto las madres como los niños «estaban en estado de shock».
Karine Dalle, portavoz de la Archidiócesis de París, declaró que el incidente fue «surrealista. Violencia totalmente gratuita. Es triste ver cómo 150 años después de La Comuna, algunas personas explotan una simple conmemoración pacífica, sobre todo porque la manifestación no tenía connotaciones políticas», aseguró.
El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, también condenó el ataque y aseguró a través de su cuenta de Twitter que «en París, los católicos fueron atacados por individuos violentos durante una procesión. La libertad de culto debe ejercerse con total serenidad en nuestro país».
La Comuna de París
La Comuna de París fue un movimiento insurreccional que, del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, gobernó la capital de Francia, instaurando el primer gobierno de la clase obrera del mundo cuyo espíritu era el socialismo autogestionario.
La Comuna gobernó durante 60 días promulgando una serie de decretos revolucionarios, como la autogestión de las fábricas abandonadas por sus dueños, la creación de guarderías para los hijos de las obreras, la laicidad del Estado, la obligación de las iglesias de acoger las asambleas de vecinos y de sumarse a las labores sociales, la remisión de los alquileres impagados y la abolición de los intereses de las deudas.
Los comuneros aprobaron conscientemente la represión mediante el decreto sobre rehenes del 6 de abril según el cual deberían ser arrestados todos los sospechosos contrarrevolucionarios y en el caso de ser considerados culpables, pasarían a la condición de «rehenes del pueblo de París». En el mismo se dictaminó que por cada comunero que fuera ejecutado por los versalleses se fusilaría a tres de estos rehenes como represalia.
Matan al arzobispo y a varios sacerdotes y religiosos
De este modo, el 23 de mayo los revolucionarios fusilaron a cuatro rehenes, entre los que estaba el abogado y periodista Gustave Chaudey. El 24 a seis ocupantes de la prisión de la Roquette, el arzobispo de París, Msgr. Georges Darboy, el presidente del comité de apelación, Louis Bernard Bonjean, al abad Gaspard Deguerry y a tres jesuitas más. El 25 fueron cinco dominicos y ocho civiles. El 26 mataron a 50 rehenes en la calle de Haxo, 36 gendarmes, 10 religiosos y 4 civiles, y ya por último el arcediano de Notre Dame, Monseñor Sunat. En total, los revolucionarios asesinaron a un centenar de personas.