El Papa escribe al Maestro General de la Orden de Predicadores en el VIII centenario de la muerte de Santo Domingo

Para dar gracias por la fecundidad espiritual de su carisma

El Papa escribe al Maestro General de la Orden de Predicadores en el VIII centenario de la muerte de Santo Domingo

El papa Francisco ha enviado una carta a Fray Gerard Francisco Timoner, O.P., Maestro General de la Orden de Predicadores, con motivo del VIII centenario de la muerte de Santo Domingo de Caleruega.

(Vatican.new) «Ojalá que la celebración del Año Jubilar derrame abundantes gracias sobre los Frailes Predicadores y sobre toda la Familia dominica, e inaugure una nueva primavera del Evangelio. Con gran afecto, encomiendo a todos los que participan en las celebraciones jubilares a la amorosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario y de vuestro patriarca Santo Domingo». Así lo escribe el Papa Francisco en la Carta dirigida a Fray Gerard Francisco Timoner, O.P., Maestro General de la Orden de Predicadores, con motivo del VIII Centenario de la muerte de Santo Domingo de Caleruega.

Gracias por la fecundidad espiritual de ese carisma y misión

En la misiva, el Santo Padre subraya que, entre los títulos atribuidos a santo Domingo destaca el de «Predicador de la Gracia» por su consonancia con el carisma y la misión de la Orden que fundó. «En este año, en el que se celebra el octavo centenario de la muerte de santo Domingo – afirma el Papa – me uno con agrado a los Frailes Predicadores para dar gracias por la fecundidad espiritual de ese carisma y de esa misión, que se manifiesta en la rica variedad de la familia dominica a lo largo de los siglos».

Domingo respondió a la urgente necesidad de su tiempo

El papa Francisco citando la Exhortación Apostólica «Gaudete et Exsultate» señala que «Domingo respondió a la urgente necesidad de su tiempo no sólo de una predicación del Evangelio renovada y vibrante, sino también, igualmente importante, de un testimonio convincente de sus llamadas a la santidad en la comunión viva de la Iglesia. En el espíritu de toda auténtica reforma, trató de volver a la pobreza y la sencillez de la primitiva comunidad cristiana, reunida en torno a los apóstoles y fiel a sus enseñanzas. Al mismo tiempo, su celo por la salvación de las almas le llevó a constituir un cuerpo de predicadores comprometidos cuyo amor por la página sagrada y la integridad de la vida pudiera iluminar las mentes y calentar los corazones con la verdad vivificante de la palabra divina».

Domingo puede servir de inspiración a todos los bautizados

En nuestro tiempo, señala el Pontífice, caracterizado por grandes transformaciones y nuevos desafíos a la misión evangelizadora de la Iglesia, Domingo puede servir de inspiración a todos los bautizados, llamados, como discípulos misioneros, a llegar a todas las «periferias» de nuestro mundo con la luz del Evangelio y el amor misericordioso de Cristo. Hablando de las líneas temporales perennes de la visión y el carisma de Santo Domingo, el Papa Benedicto XVI nos recordaba que «en el corazón de la Iglesia debe arder siempre un fuego misionero».

Su testimonio de la misericordia fuente de inspiración

Asimismo, el Papa Francisco subraya la gran vocación de Domingo que era predicar el Evangelio del amor misericordioso de Dios en toda su verdad salvadora y su poder redentor.

«Su testimonio de la misericordia de Cristo y su deseo de llevar el bálsamo que cura a los que vivían en la pobreza material y espiritual inspirarían más tarde la fundación de vuestra Orden y darían forma a la vida y al apostolado de innumerables dominicos en diferentes tiempos y lugares. La unidad de la verdad y la caridad encontró quizás su máxima expresión en la escuela dominica de Salamanca, y en particular en la obra de Fray Francisco de Vitoria, que propuso un marco de derecho internacional enraizado en los derechos humanos universales. Esto, a su vez, proporcionó la base filosófica y teológica para el compromiso heroico de los frailes Antonio Montesinos y Bartolomé de Las Casas en América, y Domingo de Salazar en Asia, para defender la dignidad y los derechos de los pueblos nativos».

Los Capítulos, una forma de gobierno inclusivo

El celo de Santo Domingo por el Evangelio y su deseo de una vida auténticamente apostólica, afirma el Papa, le llevaron a subrayar la importancia de la vida en común.

«Este ideal de fraternidad encontraría su expresión en una forma de gobierno inclusiva, en la que todos participaran en el proceso de discernimiento y toma de decisiones, de acuerdo con sus respectivas funciones y autoridades, a través del sistema de capítulos a todos los niveles». Este proceso «sinodal» permitió a la Orden adaptar su vida y su misión a contextos históricos, siempre cambiantes, manteniendo la comunión fraternal».

El apostolado intelectual ha estimulado el encuentro entre fe y razón

Finalmente, el Santo Padre indica que, en el jubileo del nacimiento de santo Domingo a la vida eterna, quiero expresar de manera especial mi gratitud a los Frailes Predicadores por su extraordinaria contribución a la predicación del Evangelio a través de su exploración teológica de los misterios de la fe.

«El apostolado intelectual de la Orden, sus numerosas escuelas e institutos de estudios superiores, su cultivo de las ciencias sagradas y su presencia en el mundo de la cultura han estimulado el encuentro entre la fe y la razón, alimentado la vitalidad de la fe cristiana y promovido la misión de la Iglesia de atraer las mentes y los corazones hacia Cristo. También en este sentido no puedo sino renovar mi gratitud por la historia de la Orden de servicio a la Sede Apostólica, que se remonta al propio Domingo.

Durante mi visita a Bolonia hace cinco años, tuve la bendición de pasar unos momentos de oración ante la tumba de santo Domingo. Recé de manera especial por la Orden de Predicadores, implorando para sus miembros la gracia de la perseverancia en la fidelidad a su carisma fundacional y a la espléndida tradición de la que son herederos. Agradeciendo al santo todo el bien que sus hijos e hijas hacen en la Iglesia, pedí, como don especial, un aumento considerable de las vocaciones sacerdotales y religiosas».

 

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