(Buhardilla/InfoCatólica) El obispo asegura que ha tomado su decisión porque "el Papa Benedicto ha estado urgiéndonos a poner nuestra atención en la práctica litúrgica clásica de la Iglesia para recuperar un culto católico más auténtico".
Monseñor Slattery, obispo de Tulsa, empieza su carta dirigida a los fieles de su diócesis recordando que "los católicos, damos culto en la forma en que lo hacemos debido a lo que la Misa es: el Sacrificio de Cristo, ofrecido bajo los signos sacramentales de pan y vino" y que es esencial que todos capten que es esencial saber que "en la Misa, Cristo nos une a Sí en la ofrenda que hace de Sí mismo, en sacrificio al Padre por la redención del mundo".
El obispo asegura que "todos los fieles ofrecen el Sacrificio Eucarístico como miembros del Cuerpo de Cristo. Es incorrecto pensar que sólo el sacerdote ofrece la Misa. Todos los fieles tienen parte en la ofrenda, si bien el sacerdote tiene un rol único. Él lo hace `en la Persona de Cristo´ Cabeza del Cuerpo Místico".
Es por ello que, según explica monseñor Slattery "desde los primeros tiempo, la posición del sacerdote y del pueblo reflejaron esta comprensión de la Misa, dado que la gente oraba, de pie o de rodillas, en el lugar que visiblemente correspondía al Cuerpo de Nuestro Señor, mientras que el sacerdote, en el altar, encabezaba la oración como Cabeza". "Igual de importante es que todos", expone el obispo, "miraban hacia la misma dirección, dado que estaban unidos con Cristo en la ofrenda del Sacrificio único, irrepetible, y aceptable al Padre".
"Cuando estudiamos las prácticas litúrgicas más antiguas de la Iglesia", escribe el prelado, "encontramos que el sacerdote y el pueblo miraban en la misma dirección, usualmente hacia el oriente, previendo que cuando Cristo regresara, lo haría `desde el este´. En la Misa, la Iglesia se mantiene en vigilia, esperando este regreso. Esta simple posición es llamada `ad orientem´, que significa `hacia el este´".
Tras recordar que por casi 18 siglos, la norma litúrgica fue que el sacerdote y el pueblo celebraran la Misa “ad orientem”, el obispo de Tulsa asegura que existen razones para que la Iglesia haya hecho tal cosa durante tanto tiempo. Entre ellas, monseñor Slattery apunta a la adhesión a la Tradición apostólica y al hecho de que esa postura revela " en un modo sublime la naturaleza de la Misa" que incluso lleva a quien no esté "familiarizado con la Misa" a entender "que el sacerdote ocupa el lugar de cabeza del pueblo, teniendo parte en una única y misma acción que se trata de un acto de culto".
El prelado lamenta que en los últimos cuarenta años se haya perdido esa orientación compartida. "Ahora el sacerdote y el pueblo se han acostumbrado a mirar en direcciones opuestas", constata. Y añade que en actualidad "el sacerdote mira al pueblo mientras que el pueblo mira al sacerdote, aunque la plegaria eucarística está dirigida al Padre y no al pueblo".
El obispo explica que dicha "innovación fue introducida después del Concilio Vaticano, en parte para ayudar al pueblo a comprender la acción litúrgica de la Misa permitiéndole ver lo que está sucediendo, y en parte como una adaptación a la cultura contemporánea", pero no duda en afirmar que el cambio "tuvo una cantidad de efectos no previsibles y, en gran parte, negativos" entre los cuales señala que se dio "una seria ruptura con la tradición de la Iglesia", que ahora se "puede dar la apariencia de que el sacerdote y el pueblo están ocupados en una conversación acerca de Dios, en lugar de estarlo en el culto a Dios" y que se "le da una importancia excesiva a la personalidad del celebrante, poniéndolo en una especia de escenario litúrgico".
Siguiendo los deseos del Papa
Monseñor Edward Slattery recuerda a sus fieles que "incluso antes de su elección como sucesor de San Pedro, el Papa Benedicto ha estado urgiéndonos a poner nuestra atención en la práctica litúrgica clásica de la Iglesia para recuperar un culto católico más auténtico. Por esta razón, he restaurado la venerable posición “ad orientem” cuando celebro la Misa en la Catedral".
"Este cambio", explica el obispo de la diócesis del estado de Oklahoma, "no debe ser malinterpretado en el sentido de que el obispo `está dando la espalda a los fieles´, como si yo estuviera siendo inconsiderado u hostil", sino en el sentido anteriormente expuesto por él.
El obispo advierte de que "sería equivocado ver la recuperación de esta antigua tradición como un mero `atrasar el reloj´. "El Papa Benedicto", asegura, "ha hablado repetidamente de la importancia de celebrar la Misa `ad orientem´, pero su intención no es animar a los celebrantes a transformarse en `anticuarios litúrgicos´.
Monseñor Slattery cree que el Papa busca que "descubramos lo que está detrás de esta antigua tradición y lo que la hizo viable por tantos siglos, es decir, la comprensión de la Iglesia de que el culto de la Misa es primaria y esencialmente el culto que Cristo ofrece a Su Padre".