P. Kwiriwi Fonseca: la población en Cabo Delgado está en estado de pánico

Los sacerdotes tienen que hacer de psicólogos ante el miedo de la gente

P. Kwiriwi Fonseca: la población en Cabo Delgado está en estado de pánico

El P. Kwiriwi Fonseca ha descrito a Ayuda a la Iglesia Necesitado la situación de pánico absoluto en que vive la población en la provincia de Cabo Delgado de Mozambique por los ataques terroristas del Daesh. El P. Fonseca asegura que los sacerdotes tienen que ejercer también de psicólogos, repartidores de alimentos, etc.

(ACN) «Hay un pánico generalizado» en la población y temor a nuevos ataques de grupos terroristas, incluso en la ciudad de Pemba, la capital de la provincia de Cabo Delgado. El sacerdote ha explicado cómo reacciona la gente cada vez que oye disparos, incluso aunque procedan de zonas en las que los soldados están acuartelados y donde realizan entrenamientos militares. Para el P. Fonseca, es preciso ayudar a la gente a superar este desasosiego.

«Al ruido de cualquier tiro, de cualquier tiroteo proveniente de los campos de entrenamiento [de los soldados], inmediatamente todo el mundo entra en pánico, sale corriendo… Por tanto, el Gobierno, las organizaciones no gubernamentales y la Iglesia tenemos que empezar a hablar intensa y constantemente de confianza y seguridad, porque realmente hay mucho miedo».

Esta es la realidad en las calles de Pemba, en cierto modo, el principal bastión de las fuerzas de seguridad en toda la región. El miedo del que habla el P. Fonseca está alimentado por rumores que convierten cualquier movimiento extraño, cualquier ruido algo más fuerte, cualquier disparo, en un ataque inminente: «La gente tiene que aprender que, en la situación de guerra en la que nos encontramos, hay que evitar lanzar una noticia si no se está seguro de ella. Hay que evitar lanzar noticias falsas y evitar ser víctimas de rumores. Eso es importante.»

Pero lo peor es cuando las noticias de ataques son ciertas, como ocurrió el jueves 22 de abril. Casi un mes después del ataque a Palma, una ciudad situada en las inmediaciones del megaproyecto de explotación de gas, ese mismo lugar volvió a ser escenario de graves incidentes. Las noticias llegaron a la diócesis a través de personas que todavía permanecen en la zona. «Desde el primer ataque -el más violento, el 24 de marzo-, las noticias llegan fragmentadas, pero el 22 de abril fueron asesinadas cuatro personas y otras fueron secuestradas. El Gobierno aún no se ha manifestado, aunque varias personas hayan confirmado que sí, que ha habido ataques».

La iglesia al servicio de la comunidad

La vida ha cambiado en la región septentrional de Mozambique debido a esta guerra no declarada por grupos armados que dicen pertenecer al Daesh, los yihadistas del Estado Islámico, una guerra que ha traído consigo desde octubre de 2017 más de 2.500 muertos y más de 750.000 desplazados. La Iglesia trata de socorrer a la población forzada a huir y que ahora depende totalmente de la solidaridad ajena. «Tenemos que adaptarnos a esta nueva realidad», señala también el P. Fonseca. «Aquí, hoy, la consigna es la flexibilidad». Flexibilidad para socorrer a todos los que llaman a la puerta de la Iglesia pidiendo ayuda.

«Nuestra vida ha cambiado. [Ser sacerdote] es algo así como ser un servicio de emergencias. Es eso mismo, es estar de guardia las 24 horas. Nosotros libramos esta lucha con ánimos, porque al final del día podemos decir que estamos vivos.»

«En el día a día intentamos no solo ser sacerdotes, sino también activistas, psicólogos, directores espirituales, socorristas, [incluso repartidores] de alimentos, voluntarios de Cáritas, de la diócesis... es para estas actividades que tenemos que estar preparados…».

Según el sacerdote mozambiqueño, «nadie estaba preparado, es una situación que nos pilló de sorpresa, es una situación que nos ha conmocionado, porque nadie se prepara para la guerra o para el Covid-19 ni para esta desgracia. Así que estamos en estado de shock…». El P. Kwiriwi Fonseca es solo uno de los rostros de la Iglesia en Cabo Delgado, uno de los que tratan de curar las heridas, auxiliar a la población desesperada, encontrar a los desaparecidos y reunir a las familias. Cuando se le pregunta cuáles son las mayores necesidades, afirma: «Aquí nos falta de todo pero, ante todo, rezad por nosotros…».

El P. Fonseca viene colaborando desde el principio con la fundación pontificia ACN en sus esfuerzos por ayudar a la diócesis de Pemba, a la Iglesia en Mozambique en general: «Damos las gracias a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada por su apoyo y su presencia en nuestras vidas desde los primeros minutos de la crisis, en la diócesis de Pemba. Les agradecemos profundamente sus esfuerzos por estar siempre con nosotros. Hoy sabemos cuánto nos quieren y cuánto quieren a nuestro pueblo. Que Dios los bendiga a ustedes y a su misión…».

 

2 comentarios

Generalife
¿Ningún organismo va a hacer nada? ¿No se va a tomar ninguna medida?
10/05/21 10:35 PM
Imanol
Si se llego a esa situación, me parece lo más correcto es plantearles batalla. Armada. Una milicia cristiana para defender las vidas.
11/05/21 3:04 AM

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